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Los niños eran considerados como seres malévolos por naturaleza que no debían vivir. Sus padres solían resolver sus problemas y descargar su antipatía matándolos. Si los niños vivían, eran maltratados fuertemente debido a que sus padres no toleraban ciertas de sus conductas, como el llanto. Incluso, era frecuente que los niños fueran víctimas de sodomía por parte de su propio progenitor.
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Los padres empezaron a aceptar a sus hijos como poseedores de un alma y es por esto que ya no recurrían al infanticidio para deshacerse de ellos, sino que los abandonaban. Los daban en adopción, los internaban en conventos, los vendían como criados o los dejaban completamente desprotegidos en un mundo donde tarde o temprano llegaría su muerte. Además, en esta etapa se redujo la sodomía practicada a los niños. -
Los padres empezaron a permitir que sus hijos se involucraran afectivamente con ellos y a preocuparse por su educación, sin embargo, de cierta forma aún eran considerados "malos", por lo que seguían practicando los castigos físicos y tenían la creencia de que había que moldearlos como si fueran arcilla para que no se presentaran conductas "inapropiadas", y es aquí donde se evidencia una gran ambivalencia.
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Disminuyó el pensamiento sobre la maldad de los niños y los padres se aproximaban más a sus hijos, tratando de dominar su mente y controlarlos. Además, los obligaban a obedecer mediante amenazas. En este período, los niños son amamantados por su madres y nace la pediatría, reduciendo así el índice de mortalidad infantil.
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La crianza de los niños continuó transformándose, dejó de basarse en dominarlos a estar centrada en guiarlos y enseñarlos a adaptarse mediante la socialización. También, el padre comienza por primera vez a involucrase en la formación y el cuidado de sus hijos.
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Se evidencia una participación completa de ambos padres en cada etapa de la vida de los niños. Apoyan a sus hijos, comprenden sus necesidades y potencian sus habilidades, sin castigarlos ni agredirlos físicamente.
