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En la edad antigua los niños se percibían como adultos de tamaño pequeño, por lo cual eran sometidos a tareas y trabajos. Eran menospreciados y en civilizaciones como la egipcia algunos padres ofrecían a sus hijos como sacrificios a sus dioses, el abandono, el exilio, la crianza por nodrizas entre otros eran costumbres normalmente aceptadas.
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En la edad media los niños son considerados como un homúnculo, con el auge del cristianismo en la edad media, se considera que los niños son perversos y corruptos y deben ser reformados mediante la disciplina el castigo. Los niños son concebidos como el “pecado original” por lo cual no se da una preocupación por la infancia y la educación se da en torno a la religión.
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Los niños y los adolescentes eran utilizados como una herramienta más del contexto social, aunque, existían las jerarquías o clases sociales, en donde los niños que nacían dentro de familias poderosas tenían la posibilidad de acceder a una educación, que era impuesta por el padre.
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Renacimiento al siglo XVII, en esta época se empieza a contemplar un interés tomado de la Grecia y Roma antiguas, sobre el concepto de educación en la infancia y la adolescencia y su desarrollo integral. Se enfatiza en la importancia de la primera educación por parte de la madre por lo que se deben educar tanto a niños como a niñas.
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Se adopta la creencia desglosada por teorías de la época, que refieren que toda educación debe adaptarse al nivel del niño y tomarse en cuenta su desarrollo físico, intelectual y moral.
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Se reconocen a los niños y adolescentes como seres muy importantes y se destaca la continuidad educativa entre la escuela, el hogar y el contexto social. Se considera a la familia como eje central de la sociedad.
