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Aparece cuando se introduce el término Juicio en la evaluación y el evaluador se convierte en un juez, manteniendo las cualidades de las generaciones anteriores. (Guba y Lincoln, 1989). La tarea principal del evaluador consiste en obtener y procesar sistemáticamente la información a fin de que pueda ser usada por quienes han de tomar decisiones, aunque esas puedan ser influidas por la experticia y conocimiento del evaluador.
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vigente hasta finales de los años ´60, se fundamenta en que lo enseñado en la escuela se podía evaluar utilizando los tests de memoria como medida para determinar si los estudiantes dominaban los contenidos de las materias. La principal ventaja que se le atribuía a esta concepción era el proporcionar datos manipulables matemáticamente lo cual permitía la comparación de los puntajes de un individuo con los puntos de un grupo normativo.
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Nace aparentemente por deficiencias de la generación anterior, porque se piensa que no sólo los estudiantes deben formar parte de la evaluación educativa sino que es necesario involucrar otros elementos como el currículo, los programas, estrategias pedagógicas, materiales instruccionales, organización y otras más.
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Tiene como característica que los resultados de la evaluación no son descripciones que indican cómo funcionan las cosas, sino que constituyen construcciones significativas de los actores. Pareciera entonces que las construcciones adoptan las formas de los constructores y que se considera la realidad como construcciones
subjetivas de la gente, influenciadas por factores demográficos,
psicológicos, sociales, económicos y culturales, entre otros. -
El paradigma sistémico de Evaluación Institucional lo definiremos,
como un marco conceptual para la indagación de problemas en el área de la evaluación, buscando respuestas originales y creativas basadas en la teoría general de los sistemas y la teoría organizacional que les es propia, dichas respuestas, los procesos, los procedimientos y las proposiciones concretas, producto de la indagación hecha, no serán validables en y por sí mismas, sino a través de su acción. -
La evaluación desde ya, como un proceso humano, fundamentalmente subjetivo, donde la prédica
de “objetividad”, se cambia por el de “honestidad”, al considerar que la diferencia entre evaluar y medir es fundamentalmente un problema de actitud. La evaluación para la calidad se da cuando los participantes del proceso (evaluador-evaluado). Aquí la evaluación va más allá de un tú o un yo, es un “nosotros”