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Contrario a lo que se piensa no fue Ozamu Tezuka el iniciador del anime moderno, sino 3 directores ahora injustamente olvidados: Yasuji Mori, Yugo Serikawa y Taiji Yabushita.
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Para muchos de los mas jóvenes estos nombres no dicen nada, pero ellos estuvieron involucrados en las primeras películas de anime e incluso en muchas de las series que pasaron en México en los 70s y 80s.
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Al acabar la segunda guerra mundial el país quedo ocupado por los americanos, quienes se esforzaron por cambiar la mentalidad japonesa a una mas favorable a sus intereses. Las fabulas tradicionales japonesas quedaron prohibidas por lo que los cineastas japoneses tomaron 3 direcciones: Cortos de arte, que llegaron a ganar premios en Cannes, fabulas moralinas a lo Disney y adaptar cuentos de otros paises.
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Es en esta época cuando queda finalmente establecida la relación manga-anime con Norakuro de Mituyo Seo, adaptación de la tira cómica del mismo nombre.
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En los 30, con la modernización del país finalizada, los cuentos clásicos dieron paso a historias tipo occidental y a la larga acabaron en caricaturas de propaganda para la guerra.
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Para la década de los 20 el anime ya duraba unos 10 minutos, 15 a lo mas y se producía regularmente. En este periodo artistas como Yasuji Murata, Noboru Ofuji, Oten Shimokawa, Junichi Kouchi, Seitaro Kitayama y Sanae Yamamoto daban vida a personajes de cuentos típicos orientales.
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No existían estudios o productoras de cine, mucho menos de anime, por lo que cada artista trabajaba de forma independiente, con los medios y recursos que tenia a su alcance y podía costearse.
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Las primeras animaciones propiamente japonesas comenzaron a aparecer entre 1917 y 1918. Como toda animación de aquella época eran cortos de 1 a 5 minutos, que era lo que duraba un carrete de película y trataban generalmente historias folclóricas.
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Hacia 1915 las compañías teatrales japonesas empezaron a derivar hacia el cine, que en ese entonces eran controlados por extranjeros que exhibían cortos animados como Félix el gato.
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Los primeros cines completamente japoneses, comenzaron a contratar dibujantes de periódico ('mangakas' los llamaríamos ahora), los que hacían las tiras cómicas para que hicieran versiones animadas.