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Desde la antigüedad hasta el siglo XVII, los alquimistas exploraron y descubrieron diversos elementos, creyendo que podían transformarlos en oro o lograr la piedra filosofal. Aunque sus métodos no eran científicos, sus investigaciones sentaron las bases para la futura tabla periódica.
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En el siglo XVIII, la ley de conservación de la masa se formuló y la química comenzó a basarse en métodos científicos. Además, se descubrieron varios gases como oxígeno, hidrógeno y dióxido de carbono, sentando las bases para la comprensión de los elementos que compondrían la tabla periódica.
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En 1829, Johann Wolfgang Döbereiner propuso el concepto de triadas, donde grupos de tres elementos con propiedades similares se organizaban juntos. Este intento de clasificación fue un precursor de la futura tabla periódica moderna.
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En 1897, J.J. Thomson descubrió el electrón, lo que llevó a comprender la estructura de los átomos y su relación con la tabla periódica.
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En las primeras décadas del siglo XX, la teoría cuántica y el modelo atómico de Bohr proporcionaron una comprensión más profunda de la estructura atómica y la disposición de los electrones en los niveles de energía, lo que influyó en la organización de la tabla periódica.
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En 1864, John Newlands propuso la ley de las octavas, donde los elementos se organizaban en orden creciente de masa atómica y se repetían las propiedades cada ocho elementos. Esta clasificación fue un paso importante hacia la comprensión de las relaciones periódicas de los elementos.
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Década de 1930: Descubrimiento del Tecnecio (Tc, Z=43) en 1937. Fue el primer elemento sintético en ser producido artificialmente.
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Desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, los científicos han sintetizado elementos que no existen de forma natural. Estos descubrimientos han ampliado nuestra comprensión de la estructura atómica y enriquecido la tabla periódica.
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Década de 1940: Descubrimiento del Prometio (Pm, Z=61) en 1945. Otro elemento sintético.
Década de 1950: -
Década de 1950: Descubrimiento del Americio (Am, Z=95) y Curio (Cm, Z=96) en 1944 y 1945 respectivamente. Ambos elementos son importantes en la investigación nuclear.
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Después de la incorporación del flerovio y livermonio (114 y 116), llegan cuatro nuevas denominaciones, añadidas oficialmente el pasado 1 de diciembre: nihonio, moscovio, téneso y oganesón, cuyos números atómicos son, respectivamente el 113, 115, 117 y 118