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Caza como privilegio nobiliario: Solo la nobleza podía cazar legalmente en muchos reinos. Se crean leyes de caza muy estrictas. Poca preocupación ambiental: La sostenibilidad no era una prioridad.
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Regulación más clara: Se consolidan leyes sobre especies protegidas y vedas (periodos en los que no se puede cazar). Primeras ideas de conservación: Algunos reinos empiezan a notar la escasez de animales por la sobrecaza.
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Comienzan las preocupaciones por la disminución de especies. Se crean las primeras reservas naturales y zonas vedadas. Aparecen los cotos de caza gestionados.
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Se promulgan leyes nacionales de caza (como en España en 1902). Se crean organismos de gestión forestal y cinegética. Aumenta la caza deportiva y comercial.
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Nace el concepto de desarrollo sostenible. Se crean tratados internacionales como el Convenio de Berna (1979) para proteger la fauna. Se regulan las especies protegidas y se empieza a hablar de caza controlada.
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Se consolidan leyes de caza con enfoque ecológico y sostenible. En Europa, la Directiva Hábitats (1992) obliga a proteger especies y hábitats. Se promueven planes de gestión cinegética.
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La caza se integra en estrategias de conservación de biodiversidad. Se impulsa la caza sostenible, ligada al control de poblaciones y a la economía rural. Surgen debates sobre la ética de la caza y el bienestar animal. Algunas zonas regulan fuertemente o prohíben la caza de trofeos o especies vulnerables.
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Enfoque fuerte en la caza como herramienta de gestión ambiental. Uso de tecnología (drones, GPS) para monitoreo. Crece el ecoturismo cinegético y el debate entre conservación y tradición. Políticas europeas promueven el equilibrio entre conservación, cultura y economía rural.