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Introducción de tributos coloniales como la alcabala, diezmo y almojarifazgo. Estas cargas impositivas eran establecidas por las autoridades coloniales y estaban relacionadas con el financiamiento del gasto público y la administración colonial.
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Tras la independencia, se empezaron a formular nuevas leyes tributarias que buscaban reflejar la soberanía del nuevo Estado. Sin embargo, el sistema tributario seguía siendo rudimentario y estaba influenciado por las prácticas coloniales.
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Esta constitución estableció por primera vez un marco jurídico claro sobre quién tenía la potestad para crear impuestos, articulando principios de justicia y equidad, aunque la sistematización y modernización aún eran limitadas.
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Se introduce la regulación tributaria en el contexto de las actividades comerciales, resaltando la importancia de las obligaciones fiscales de las empresas.
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Se establece un marco más sólido para el sistema tributario, incorporando principios de progresividad, equidad y eficiencia. Se determina que el congreso tiene facultades para crear tributos.
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Varias reformas modifican las leyes existentes para mejorar la recaudación fiscal, modernizar el sistema y adaptarlo a las demandas del desarrollo económico. Se introduce el Sistema de Autoliquidación.
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Se unifican y organizan normas tributarias existentes en un cuerpo coherente de leyes, definiendo claramente los procedimientos y sanciones relacionados con el incumplimiento de las obligaciones tributarias.