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Las primeras observaciones de lo que hoy conocemos como
células datan del siglo XVII, cuando el comerciante holandés Anton Van Leewenhoek construyó artesanalmente el primer microscopio conocido y pudo observar en una gota de agua procedente de una charca gran cantidad de "animálculos". -
Robert Hooke, analizando con su microscopio láminas muy finas de corcho, observó que éste estaba formado por un retículo de pequeñas celdas, acuñando así el término célula.
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La constatación de que las células se encontraban presentes en todos los tejidos vivos sometidos a observación llevó al botánico M. Schleiden y al zoólogo T. Schwann a formular en 1837 dicha teoría de manera clara y precisa, afirmando que la célula es la unidad estructural y funcional de todos los seres vivos, con capacidad para mantener de manera independiente el estado vital.
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Toda célula procede, por división, de otra célula preexistente, lo que quedó plasmado en el célebre aforismo de Virchow: "Omnis cellulla ex cellulla".