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vivieron de lo que encontraban en su entorno: animales, frutas, semillas y raíces. La alimentación estaba completamente determinada por la disponibilidad natural de recursos.
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En la región de la "Creciente Fértil", los humanos dieron un gran paso al comenzar a cultivar alimentos como trigo y cebada, además de domesticar animales. Esta transformación significó el inicio de la agricultura.
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El ganado, como cabras y ovejas, comienza a ser domesticado para obtener carne, leche y cuero.
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Se expandieron, permitiendo que las primeras comunidades agrícolas florecieran en Asia y Europa. La cría de animales y el cultivo de la tierra se volvieron prácticas extendidas, modificando la relación de los humanos con la naturaleza.
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Habían perfeccionado sus métodos de cultivo, incluyendo cereales, legumbres y carne en su dieta. Mesopotamia vio el surgimiento del pan como alimento básico, consolidando la importancia de los cereales en la alimentación.
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Destacó por sus innovaciones alimenticias. Gracias a los sistemas de irrigación, lograron una agricultura próspera. Pan, cerveza, pescado, frutas y vegetales formaban parte fundamental de su dieta, junto con productos animales como la leche y la carne.
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Lo mayas comenzaron a cultivar maíz, lo que se convirtió en el alimento base de las civilizaciones mesoamericanas, un cultivo que sigue siendo esencial hasta nuestros días.
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Alimentos como la papa, el maíz, el cacao y el tomate llegaron a Europa, revolucionando las cocinas locales.
Nuevas técnicas de conservación como el encurtido y la salazón se difundieron. -
Producción masiva de alimentos con la industrialización, la producción de alimentos se mecanizó, dando lugar a alimentos enlatados y procesados.
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El crecimiento de cadenas de comida rápida como McDonald's (fundada en 1940) popularizó la comida rápida y los alimentos ultraprocesados.
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Se busca una alimentación más saludable y sostenible, con un aumento en el consumo de productos veganos, orgánicos y de proximidad.