Leyes fundamentales del franquismo

  • El Fuero del Trabajo

    Esta ley abolía los sindicatos libres y los partidos políticos, y organizaba las relaciones laborales a través de sindicatos verticales, que agrupaban a trabajadores y empresarios bajo el control del Estado. También reconocía algunos derechos sociales, como el descanso semanal, las vacaciones pagadas o la protección al trabajador, pero siempre subordinados al control autoritario del régimen y sin garantías de libertad sindical ni negociación colectiva real.
  • La ley Constitutiva de las Cortes.

    Creó las Cortes Españolas y un parlamento sin poder real. No eran elegidas democráticamente, sino que sus miembros eran designados por Franco o por instituciones del régimen. Su función era asesorar y colaborar en la elaboración de leyes, pero la autoridad absoluta seguía en manos de Franco. Esta ley buscaba dar una apariencia de legalidad al franquismo, sin alterar su carácter autoritario.
  • La Ley de Referéndum.

    Con esta ley se convocaron referéndums para consultar al pueblo sobre cuestiones de especial relevancia. Sin embargo, en la práctica, esta ley no garantizaba un verdadero ejercicio democrático, ya que el régimen controlaba todos los aspectos del proceso, incluyendo la formulación de las preguntas, la propaganda y el recuento de votos. Fue más una herramienta de legitimación del poder personal de Franco que un mecanismo de participación ciudadana real.
  • El Fuero de los Españoles.

    El Fuero reconocía derechos como la libertad de expresión, de reunión y de religión, pero siempre "dentro de los principios del Movimiento Nacional", es decir, bajo el control del Estado franquista. Más que garantizar libertades, sirvió para dar una imagen más moderada del régimen en un contexto internacional complicado, justo al final de la Segunda Guerra Mundial.
    Fue un intento del franquismo de legitimarse internamente y ante el exterior, sin renunciar al control autoritario del poder.
  • La ley de Sucesión.

    Fue aprobada el 26 de julio de 1947 y proclamaba que España era un reino, aunque no se designaba un rey, dejando en manos de Franco la autoridad para proponer a su sucesor como jefe del Estado. Esta ley consolidaba el poder personal de Franco y le otorgaba el derecho de decidir quién gobernaría después de él, asegurando así la continuidad del régimen. En la práctica, convirtió a Franco en un regente sin rey, y más adelante, en 1969, la usó para nombrar a Juan Carlos de Borbón como su sucesor.
  • Ley de Principios del Movimiento Nacional.

    Esta ley reafirmaba los ideales del franquismo como base del Estado, consolidando la ideología del Movimiento Nacional, el único partido permitido durante la dictadura.
    Establecía doce principios considerados permanentes e inalterables, como la unidad de España, la confesionalidad católica del Estado, la autoridad del Jefe del Estado (Francisco Franco), el rechazo al liberalismo y al marxismo, y la defensa del orden tradicional.
  • La Ley Orgánica del Estado (L.O.E.).

    Esta ley definía a España como un Estado católico, social y representativo, pero sin democracia real. Mantenía la figura de Franco como Jefe del Estado, con amplios poderes ejecutivos, legislativos y militares, además de prever la posibilidad de nombrar a su sucesor. Seguía excluyendo las libertades democráticas y consolidando el control del régimen sobre todas las instituciones del Estado. Fue parte del llamado “sistema de leyes fundamentales”, que sustituía a una constitución democrática.