Historia de los conceptos de causa y enfermedad: paralelismo entre la Medicina y la Fitopatología. Estudiante: Victor Hugo Zamora Cabrera
By Victorzam
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3000 a.C. – 1500 a.C.
En las primeras civilizaciones (Mesopotamia, Egipto, Grecia arcaica), se pensaba que las enfermedades en humanos y plantas eran producidas por fuerzas malignas, brujería, espíritus o maleficios lanzados por enemigos. La “curación” consistía en rituales mágicos, uso de amuletos protectores y sacrificios simbólicos. Esta visión dominó durante siglos y fue la base de la fitopatología primitiva. -
500 a.C. – 400 d.C.
En Grecia y Roma, además de supersticiones, se consolidó la idea de que las enfermedades eran castigos divinos. Se acudía a templos de sanación como el de Esculapio en Grecia. Las plantas enfermas eran consideradas como una señal de la ira de los dioses hacia los agricultores. -
1500 a.C. – 500 a.C.
En culturas como la egipcia, se registran papiros médicos donde los problemas de salud eran tratados con rezos a los dioses y conjuros mágicos. No existía un concepto biológico de enfermedad, sino una fuerte dependencia de lo sobrenatural. -
400 a.C. – 1600 d.C.
Hipócrates (siglo V a.C.) y Galeno (siglo II d.C.) afirmaban que la salud dependía del equilibrio de cuatro humores: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. Cuando estos se desequilibraban, aparecía la enfermedad. En agricultura, se creía que algo similar ocurría con los “jugos” de las plantas. Esta teoría se mantuvo vigente más de mil años. -
Edad Media (400 – 1200 d.C.)
Durante la Edad Media, la religión dominó la explicación de la enfermedad. Se interpretaba que las plagas agrícolas y las epidemias humanas eran pruebas enviadas por Dios. Los sacerdotes y chamanes realizaban exorcismos, procesiones y sacrificios para apaciguar la ira divina, sin atender a causas naturales. -
Edad Media – Renacimiento (500 – 1600 d.C.)
Los tratamientos médicos y agrícolas se basaban en restaurar el equilibrio de los humores o jugos vitales, aplicando sangrías, purgas y dietas en humanos, o prácticas de drenaje y mezclas de estiércol en suelos. Se pensaba que así se corregía la “corrupción interna” que causaba las enfermedades. -
1200 – 1600 d.C.
Los médicos medievales y renacentistas relacionaban la salud con la posición de los astros. Se pensaba que los eclipses, cometas y alineaciones planetarias podían alterar los fluidos del cuerpo y el vigor de las plantas, generando enfermedades. Esta visión astrológica tuvo gran peso hasta el inicio de la ciencia moderna. -
1500 – 1800 d.C.
Con la expansión de ciudades y epidemias, se popularizó la creencia de que los malos olores (“miasmas”) de aguas estancadas, pantanos o materia en descomposición transmitían enfermedades. Los agricultores atribuían la muerte de cultivos a los vapores nocivos del aire, lo que llevó a prácticas como quemar azufre o encender hogueras para “limpiar” el ambiente. -
1600 – 1850 d.C.
Algunos naturalistas como Girolamo Fracastoro (1546) sugirieron que partículas invisibles, llamadas “seminaria contagiorum”, podían contagiar enfermedades. En plantas, autores de los siglos XVII y XVIII ya sospechaban que organismos diminutos eran responsables de pudriciones y manchas, aunque no podían demostrarse científicamente. -
1860 – 1880 d.C.
Louis Pasteur realizó experimentos que probaron que los microorganismos eran los causantes de enfermedades y no la generación espontánea. En el campo agrícola, sus investigaciones sobre fermentación y microorganismos sentaron las bases para entender la fitopatología como una ciencia. -
1876 – 1890 d.C.
Robert Koch aisló bacterias causantes de enfermedades y estableció los famosos postulados de Koch, que permitían identificar un microorganismo como agente causal de una enfermedad específica. Estos métodos se adaptaron al estudio de enfermedades de plantas, consolidando la fitopatología como disciplina científica. -
1901 – 2000 d.C. y en adelante
La investigación fitopatológica moderna amplió el concepto de causa de enfermedad, integrando factores como clima, suelo, agua, nutrición y manejo agronómico. Se reconoció que la enfermedad no siempre se debe únicamente a un patógeno, sino a la interacción entre el agente causal, el hospedero y el ambiente, lo que dio origen al triángulo de la enfermedad.