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Línea del tiempo olvidada.

  • Mis primeras horas de vida

    Aún ensangrentada, mi papá me recibió y mi mamá me dio un beso de bienvenida. Me alejaron de mis progenitores para limpiarme y chequearme, hasta llevarme a la sala cuna con el resto de neonatos. Desde ese momento demostré mi capacidad de liderazgo, "alborotó a todos los bebés, por eso se la traigo", fueron las palabras exactas de la enfermera. Al llegar a mi madre, automáticamente dejé de llorar. "¿Ya vió que quería a su mamá?" dijo la robusta señora, a punto de abandonar el cuarto. Comida: Paz.
  • Nacimiento

    Mi madre se despertó con una ligera molestia y pensó que ya era tiempo de mi nacimiento, aunque no sabía el sexo de la futura integrante de la familia. Preparó la ropita, y mi padre la llevó al sanatorio Santa Margarita. Ingresó a la habitación y a eso de las siete de la noche caminó abrazada a una almohada (respirando cada cinco minutos por el dolor). La enfermera hizo presión (a las 3 de la mañana) sobre su vientre para facilitar mi salida, por lo que finalmente salí al mundo; brillante.
  • Mi primera palabra.

    Estábamos pasando tiempo de calidad con mi papá, acostada en el sillón sobre él, mientras él me contaba cómo había estado su día. Para su sorpresa, comencé a balbucear unas cuantas sílabas, que deletreaban "pa...pa" (o al menos eso es lo que él quiere creer, aunque sinceramente creo que solo quería comida). Se emocionó mucho, y yo percibí esa sensación ya que sonreí.
  • Mis primeros pasos

    El día de mi cumpleaños exactamente, desperté con una gran emoción. Escuchaba a mi hermana hablar mucho sobre algo importante, o algo que quería. Se trataba de mi piñata. Mi mamá, entusiasta respecto a mis habilidades de gateo, me motivaba a diario para que caminara. Tanteando el piso primero por unos cuantos centímetros, llegué hasta la pared más próxima, y aferrada a ella, avancé casi corriendo hasta poder alcanzar los brazos abiertos de mi mamá. Me atreví a aventarme, en realidad, a ella.
  • Mi segunda navidad

    Mi hermana, con la cual nos llevamos cuatro años, se levantó antes que todos. Corrió hacia el árbol, y exigía que los demás la siguiéramos. Mis papás llegaron a despertarme, y hacían una voz muy graciosa-un tono agudo mimoso-para contagiarme la alegría. Llegué hasta el árbol y tenía miedo de destapar esas cajas y envoltorios. Mi hermana se ofreció a abrirlos por mi, pero claro, no la dejaron. Poco a poco, agarré confianza y procuraba revelarlos con cuidado. Me encariñé con una muñequita cabbage.
  • Mi primera experiencia de colegio

    A eso de las seis y media, me despertaron ese día, aunque algún tiempo atrás ya iban preparando mi uniforme y mis zapatos de charol con mi gabacha de "Mamá Canguro". Me bañaron, me peinaron con una colita y me dijeron que iba a ir a jugar con otros niños con lo que me mostré de acuerdo. La directora le comentó a mis papás que me había portado bien, que había jugado y que había platicado bastante. Que, en general, me notaba bien adaptada al centro. Años después, me rehusaría a abandonarlo.