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La filosofía occidental nació en la antigua Grecia. Los primeros filósofos, los presocráticos, buscaban el arjé, el principio fundamental de todo lo que existe. Tales de Mileto creía que era el agua, Heráclito el fuego y Parménides el ser.
La filosofía alcanzó su apogeo con tres figuras monumentales: Sócrates, Platón y Aristóteles. Sócrates, famoso por su método de preguntas (la mayéutica), se centró en la ética y la moral. -
Con la caída del Imperio Romano y el surgimiento del cristianismo, la filosofía se fusionó con la teología. El objetivo principal era reconciliar la fe con la razón. San Agustín de Hipona fue una figura clave, adaptando las ideas de Platón para la teología cristiana.
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El Renacimiento y la Ilustración trajeron un cambio radical. La filosofía se independizó de la teología y se centró en el conocimiento, la razón y el ser humano. El racionalismo, liderado por René Descartes ("Pienso, luego existo"), defendía que el conocimiento se obtiene a través de la razón pura. En contraste, el empirismo de John Locke, George Berkeley y David Hume afirmaba que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial.
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El siglo XX se caracterizó por una gran diversidad de movimientos. La filosofía analítica, dominante en el mundo angloparlante, se enfocó en el lenguaje y la lógica. La filosofía continental (fenomenología, existencialismo, estructuralismo, posmodernismo), popular en Europa, exploró temas como la existencia, la libertad, el poder y la identidad.