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Mahoma murió el 8 de junio del año 632 en Medina, Arabia, a los 62 años. Su muerte fue por causas naturales, probablemente fiebre o una infección. Durante sus últimos días, enfermó gravemente y delegó sus funciones religiosas. Su fallecimiento marcó el inicio de disputas sobre su sucesión, dando origen a divisiones en el islam.
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Los bereberes llegaron a la península ibérica en el año 711 como parte del ejército musulmán liderado por Tariq ibn Ziyad. Cruzaron el estrecho de Gibraltar y derrotaron al rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete. Su llegada fue clave en la conquista islámica de Hispania.
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La batalla de Guadalete ocurrió en el año 711 entre las fuerzas musulmanas lideradas por Tariq ibn Ziyad y los visigodos dirigidos por el rey Rodrigo. Los musulmanes lograron una victoria decisiva. Esta derrota marcó el inicio de la conquista islámica de la península ibérica.
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El Emirato dependiente de Damasco se estableció en la península ibérica tras la conquista musulmana en 711. Gobernado por emires nombrados por el califato omeya de Damasco, Al-Ándalus formaba parte del mundo islámico bajo su autoridad. Duró hasta 756, cuando Abderramán I rompió con Damasco y fundó el Emirato independiente de Córdoba.
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Entre 711 y 756, los musulmanes conquistaron gran parte de la península ibérica tras vencer a los visigodos en la batalla de Guadalete. En pocos años, controlaron casi todo el territorio, al que llamaron Al-Ándalus. En 756, Abderramán I estableció el Emirato independiente de Córdoba, consolidando el dominio musulmán.
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La batalla de Covadonga tuvo lugar hacia el año 722 en las montañas de Asturias. Un pequeño grupo de cristianos, liderados por Don Pelayo, derrotó a las tropas musulmanas. Esta victoria marcó el inicio de la Reconquista cristiana en la península ibérica.
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La batalla de Poitiers (o Tours) se libró en el año 732 en Francia, entre las tropas francas lideradas por Carlos Martel y el ejército musulmán comandado por Abd al-Rahman. Los francos lograron una decisiva victoria. Esta batalla frenó la expansión musulmana en Europa occidental.
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El Emirato independiente de Córdoba fue fundado en 756 por Abderramán I, quien rompió vínculos con el califato abasí de Bagdad. Aunque se declaró independiente políticamente, no asumió el título de califa. Bajo su gobierno, Al-Ándalus se consolidó como un territorio musulmán autónomo y próspero.
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Abderramán III fue uno de los gobernantes más importantes de Al-Ándalus. En el año 929 se proclamó califa, fundando el Califato de Córdoba. Bajo su mando, Al-Ándalus vivió una etapa de gran estabilidad, poder y desarrollo cultural. También mandó construir la ciudad-palacio de Medina Azahara.
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El Califato de Córdoba fue proclamado en el año 929 por Abderramán III, quien se declaró califa, rompiendo definitivamente con Bagdad. Al-Ándalus alcanzó su máximo esplendor político, económico y cultural durante esta etapa. El califato se desintegró en 1031 por conflictos internos, dando lugar a los reinos de taifas.
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Al-Hakam II fue califa de Córdoba desde 961 hasta 976. Durante su gobierno, impulsó la cultura, las artes y las ciencias, convirtiendo la corte en un centro intelectual destacado. Amplió la famosa biblioteca de Córdoba y fomentó la traducción de obras clásicas al árabe. Su reinado se caracterizó por la estabilidad y prosperidad del califato.
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Hisham II fue califa de Córdoba desde 976 hasta 1009, aunque su reinado estuvo marcado por la influencia de su consejero, Almanzor, quien ejerció el poder real. Bajo Hisham II, el califato comenzó a debilitarse políticamente, y tras la muerte de Almanzor, estallaron conflictos internos que llevaron al colapso del Califato y al surgimiento de los reinos de taifas.
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Almanzor, cuyo nombre real era Muhammad ibn Abi Amir, fue el poderoso visir y líder militar del Califato de Córdoba entre finales del siglo X y principios del XI. Gobernó de facto durante el reinado de Hisham II, consolidando el poder centralizado y llevando a cabo numerosas campañas militares contra los reinos cristianos del norte. Su mandato fortaleció temporalmente el califato, pero también sembró tensiones que contribuyeron a su posterior fragmentación.
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Las razzias fueron incursiones militares rápidas y organizadas que realizó Almanzor principalmente entre finales del siglo X y principios del XI (alrededor de 978–1002). Estas expediciones tenían como objetivo saquear y debilitar los territorios cristianos del norte de la península ibérica, como Castilla, León y Navarra.
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Tras la disolución del Califato de Córdoba en 1031, la península ibérica se fragmentó en numerosos reinos de taifas, pequeños estados musulmanes independientes. Estos reinos, gobernados por diferentes líderes locales, competían entre sí y estaban políticamente divididos, lo que facilitó el avance de los reinos cristianos en la Reconquista. A pesar de su debilidad política, los taifas fueron centros importantes de cultura y arte.