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En Egipto, Grecia y Mesopotamia, se llevan registros de las operaciones económico financieras, usando tablillas de barro. Esta actividad la realizan los estribas, y les permitía conocer a los comerciantes las aportaciones de capital y el reparto de las ganancias.
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En Babilonia, se crea el Código de Hammurabi que contiene disposiciones sobre el derecho de propiedad, préstamos, deudas, así como también, los precios de diferentes tipos de servicios en el comercio.
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En cada templo helénico de Grecia, se anotan los cambios en los tesoros que cada uno posee en placas de mármol, ya sea porque se incrementan con las limosnas de los fieles, o porque su cantidad disminuye cuando se hacen préstamos al Estado o a particulares.
Los banqueros de esta época llevaban dos libros de contabilidad: el diario y el libro de cuenta de clientes.
Además, también se desarrolló la contabilidad pública. -
En Roma, se expidió la Ley Paetelia Papiria en la que se daba valor probatorio a los registros contables, lo que permitía darle validez a las deudas.
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Con la caída del Imperio Romano y la casi completa aniquilación del comercio en Europa, las prácticas contables antiguas desaparecieron.
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En el Domesday Book de Guillermo I el Conquistador, se consignan los ingresos y egresos de la Corona inglesa y sus bienes.
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Se desarrollaron sistemas de contabilidad perfeccionados. La Liga Anseática conformada por más de 80 ciudades comerciales prósperas, desarrolló la contabilidad de factor, en la que el comisionista debe rendir cuantas a su comitente.
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El notario genovés Ansaldus Boilardus, reparte las utilidades que produjo una asociación comercial basado en el saldo de la cuenta de ingresos y egresos.
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Se conservan libros de casas comerciales florentinas de 1282 y libros de la Casa Comercial Bonsignore de Siena de 1290, los cuales incluyen un libro de caja y uno de cuentas corrientes con los clientes.
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El comerciante Francesco Datini, usa en sus libros el registro por partida doble, y además, se empieza a considerar el patrimonio del negocio, la determinación de pérdidas o ganancias y la elaboración de estados financieros.
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La comuna de Génova lleva sus cuentas con base en las perdidas y ganancias. Aparecen los registros auxiliares en forma de libros de cuentas corrientes, en los que se usan las expresiones "debe y haber". También, tienen un libro principal (cartulari) cuya traducción en español en libro mayor.