EL PARCHÍS CUYO DESNIVEL NO ENVIDIABA AL EVEREST

  • El gran descubrimiento

    No sabría concretar cuánto tiempo llevaba escondida entre aquellas mantas que veía salir y entrar, porque, sobre todo en invierno, eran la única alternativa a la inevitable congelación. No sé si reparó en mí el niño curioso del pelo alborotado y la eterna sonrisa, o su melliza, acérrima amante de los libros, o tal vez la mayor de los tres, que ansiaba que llegara la hora de la merienda. Fue una de esas seis manos quien me sacó y con ilusión rebosante, sosteniéndome fuerte, llamó a su amama.
  • El reencuentro

    De poco sirvieron las ansias que creó la historia que contó amama para jugar conmigo. Me habían separado de mis compañeros, de mi corazón, mis dados, mis fichas y mis cubiletes. Pero sabía que aquel niño curioso de la sonrisa eterna me ayudaría: buscó y rebuscó y al final apareció. Estaba algo sucia, oxidada tal vez, pero seguía siendo preciosa, esa cajita de metal, la casa de mis inseparables e indispensables compañeros.
  • Period: to

    Días de vacaciones... O de labor

    Reconocía algunas de las manos que arrastraban divertidamente las fichas por mis casillas. Ahora estaban algo arrugadas, tenían algunas manchas, pero lo comprendía, a mi me pasaba igual. Me encantaba, me encantaba volver a sentirlas, su voz era distinta, su tacto no había cambiado. También había manos nuevas, manos nuevas que tenían mucha semejanza con las ya arrugadas, con las ya conocidas. Creo que esas manos me quieren, tanto como yo las quiero a ellas.
  • "Mi gran noche"

    Me avergonzaban mis bultos, que tiraran los dados y corrieran por las empinadas cuestas que formaban. Para que me comprendan ustedes, queridos humanos, son bultos como los que salen con eso tan temido a lo que llaman artrosis. Compréndame, tengo mis años, mucha historia, ¡pregúntenle a amama!, o incluso a ama o a Eva, a Julen o a Lorena. Pero mis imperfecciones parecían ser perfectas, me sentía querida. El reloj marcaba las dos de la mañana, pero en esa cocina tan sólo contaban las carcajadas.