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Durante el primer año de primaria, aprendí a leer y escribir por la fuerza a través de los golpes que me propinaba mi mamá y mi papa . También a sumar y restar con el miedo a equivocarme porque podía recibir un castigo, pero eso no mejoro en nada mis calificaciones fui un alumno promedio sin el grado de excelencia académica.
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No recuerdo exactamente como paso pero el maestro Gildardo Moreno Martínez nos repitió a manera de una canción las vocales y el abecedario, para después enseñarnos el uso de las silabas y como articularíamos nuestras primeras oraciones y frases. Lo cual logre pero me costo lagrimas, miedo y días sin descanso hasta lograr la comprensión de algunos textos.
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Fue justo ese día 12 de agosto de 2002 que conocí la escuela primaria pero aun no comprendía nada al respecto, no tenia idea de donde estaba y para que estaba en ese lugar.
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Fue una mala experiencia aprender a contar, sumar y restar. Recuerdo los castigos y los golpes de mi mamá y de mi papá al no darles una respuesta correcta ante cada problema aritmético.