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La pedagogía crítica latinoamericana surge como una etiqueta a cada una de esas coyunturas sociopolíticas que han determina la historia de la decolonización que emergió con el espíritu emancipador de los pueblos latinoamericanos.
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Los procesos de emancipación del siglo
XIX, recoge los planteamientos de los pensadores de la independencia, sobre todo los escritos
de Simón Rodríguez y José Martí en torno a la
creación de una educación que nos haga americanos y no europeos, creadores y no repetidores; que contribuya a liberarnos de mercaderes
y clérigos; y que entregue herramientas para
desarrollar un trabajo creativo y propio -
Los Estados nacientes crearon la alternativa de construcción de imaginarios propios y establecieron un fundamento al pensamiento crítico para sofocar la necesidad de crear un proceso educativo coherente con los requerimientos de los individuos que contribuyen los procesos de concientización y que potencian las organizaciones sindicales y culturales creadas por el movimiento obrero y estudiantiles.
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Una propuesta, liderada por el pedagogo boliviano Elizardo Pérez, sostiene que deben configurarse prácticas educativas coherentes con la cultura de las
comunidades indígenas; crear propuestas de
educación como movimiento, es decir, que articulen la creación cultural con la transformación social; y asumir que la verdadera escuela se desarrolla articulada con la comunidad. -
Una obra impulsada por José María Vélaz y el Movimiento Fe y Alegría (Colombia), insiste que desde los planteamientos de grupos populares se sostiene la importancia de contribuir a los procesos de lucha popular contra la opresión y la desigualdad educativa, y la urgencia de promover cambios sociales desde una concepción integral de la educación popular.
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La Pedagogía de la Liberación, la Pedagogía del Oprimido, la Educación para la Emancipación y la obra de Paulo Freire. Además, en este periodo se configuraron cientos de alternativas de educación desde los movimientos sociales, la academia crítica y los grupos cristianos de base (Mejía, 2013).
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Configurada a partir de una multiplicidad de discursos y experiencias, ha constituido un cuerpo pedagógico negado, excluido y deslegitimado por las pedagogías oficiales, puesto que precisamente se oponen de manera teórica y práctica a las diferentes formas de dominación existentes en sociedades capitalistas, patriarcales, racistas, adultocéntricas, etc.
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Las Pedagogías Críticas Latinoamericanas se radicaliza la importancia asignada a lo propio, lo local, lo situado,
lo territorializado. Dichas pedagogías apuestan a
superar el pensar dependiente y eurocéntrico, desde
un pensar histórico y geográfico, que valora y recupera lo propio, lo oculto y marginado por la racionalidad occidental moderna. -
Desde esta perspectiva, los pedagogos críticos no pueden olvidar ni ignorar “la dignidad, que nos interpela como exterioridad, lo que está más allá de la esencia o de otro modo que ser, es decir: la justicia de la que somos responsables desde siempre” (Cullen, 2004, p. 130).
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Las Pedagogías Críticas Latinoamericanas emanan desde sus pretensiones transformadoras con respecto a la realidad histórica, concreta y material, y desde la crítica
profunda a la racionalidad occidental moderna que
escinde pensamiento y acción.