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Serbia se convierte en un reino poderoso bajo la dinastía Nemanjić, alcanzando su mayor apogeo con el zar Stefan Dušan, quien crea un imperio en los Balcanes.
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Serbia es derrotada por el Imperio Otomano en la Batalla de Kosovo, un evento crucial que marca el comienzo de la dominación otomana, aunque sigue siendo simbólicamente importante para la identidad serbia.
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Serbia cae completamente bajo el control del Imperio Otomano, perdiendo su independencia durante varios siglos.
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Los serbios, liderados por Karadjordje Petrović y Milos Obrenović, inician revoluciones que logran la autonomía del Principado de Serbia bajo control otomano.
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Serbia es reconocida internacionalmente como un Estado independiente tras la Guerra Ruso-Turca, consolidando su posición en la Europa de la época.
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El Principado de Serbia se convierte en el Reino de Serbia bajo el rey Milan I, marcando un nuevo estatus en la comunidad internacional.
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Serbia participa en estas guerras contra el Imperio Otomano, logrando una expansión territorial significativa que refuerza su poder en los Balcanes.
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Un nacionalista serbio asesina al heredero al trono austrohúngaro, desatando la Primera Guerra Mundial, en la que Serbia juega un papel central.
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Tras la Primera Guerra Mundial, Serbia es una de las principales fuerzas detrás de la formación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, más tarde llamado Yugoslavia.
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Después de la Segunda Guerra Mundial, Serbia forma parte de la nueva República Federal Socialista de Yugoslavia, bajo el liderazgo de Josip Broz Tito.
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Milošević asume el poder en Serbia, promoviendo un nacionalismo serbio que incrementa las tensiones en Yugoslavia, lo que contribuye a la desintegración del país.
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Tras la independencia de otras repúblicas yugoslavas, Serbia y Montenegro forman la nueva República Federal de Yugoslavia.
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La intervención de la OTAN en la guerra de Kosovo obliga a Serbia a retirarse de la región, que pasa a ser administrada por la ONU.
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Montenegro vota en referéndum su independencia de Serbia, lo que marca la disolución de la unión entre ambos y deja a Serbia como un Estado soberano independiente.
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Kosovo declara unilateralmente su independencia de Serbia, reconocida por más de 100 países, pero no por Serbia ni por potencias como Rusia y China.