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El tetero me llenaba de nutrientes cuando no ingería aún alimentos compactos.
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Con los juguetes exploraba, compartía, incrementaba mi vocabulario y desarrollaba mi inteligencia tanto emocional como social.
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El caminador fue un objeto muy importante que me sirvió como apoyo en el proceso de aprender a caminar, fomentando mis habilidades motrices y fortaleciendo mis extremidades inferiores.
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Promover el aprendizaje mediante el juego, es la mejor manera de fortalecer las capacidades del niño. Con este, afianzaba mi seguridad, desarrollaba mi equilibrio y postura.
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En una piscina aprendí a dominar el agua, mientras nadaba desarrollaba un potencial físico. Y como desde pequeña jugaba con agua, por eso me encanta.
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Los libros electrónicos o físicos aumentaron mi léxico y me ayudaron a aprender diferentes situaciones y expresiones.
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La música, un invento maravilloso. A través de esta, pude favorecer la atención, la memoria, el análisis y por lo tanto, el aprendizaje.
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Una actividad física que ayudó a mi ejercicio cardiovascular, mejoró mi elasticidad y equilibrio; estimuló mi coordinación, retentiva y concentración. Además, este no podría existir sin música.
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Recuerdo que siempre he disfrutado ver una película, estas me ayudan a ampliar los conocimientos de cultura general y a reconocer otras realidades ajenas a mí.
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La cámara me permite recordar momentos únicos, donde al observar las fotografías podemos revivir aquellos instantes tan especiales.
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Un aparato electrónico como el celular ha sido muy significativo para mí, ya que puedo comunicarme con seres que están lejos, y me parece increíble que este dispositivo pueda recortar esa distancia en cuestión de una imagen.
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Me parece genial que el hombre haya logrado que los tenis sean capaces de atenuar el impacto de cada pisada, incluso en terreno irregular; o que un balón no se desinfle ni deforme; esto es tecnología. Los múltiples deportes que practiqué me ayudaron a reforzar el trabajo en equipo, la disciplina, lograr una salud mental y física.
