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Muchos bioeticistas, aún reconociendo a Potter la paternidad del nombre, reconducen el inicio de la ética biomédica al Código de Hammurabi de
los babilonios -
Confluían a menudo en manuales, en todo el Occidente. En este sentido tuvo un rol decisivo el
magisterio del Papa Pío XII. -
En Estados Unidos, el teólogo
protestante J. Fletcher encendió un debate con su libro en el cual sostenía la importancia de la libertad de cada quien de autodeterminarse, en
base al principio de autonomía. -
Papa Pío XII a través de sus discursos escritos dirigidos directamente a los operadores sanitarios y a los consejos médicos sobre las problemáticas de la sexualidad, la procreación, la responsabilidad profesional, del aborto, de la inseminación artificial, de la valoración de la muerte, etc.
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El italiano Forti, que hablaba en 1969 de biomoralidad.
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En Nueva York era fundado por el filósofo D.
Callahan y el psiquiatra W. Gaylin el Hastings Center con la intención de proveer una normativa que
regulara las experimentaciones. -
Van Rensselaer Potter, en su artículo tenía la percepción de que la especie humana estaba cada vez más en riesgo por el desarrollo tecnológico, que guiaba las opciones en contra del hombre no solo directamente, sino también indirectamente, a través de un ataque brutal a todo el sistema ecológico.
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P.Ramsey, notable teólogo protestante, publicó dos volúmenes que contribuyeron a hacer conocer
la Bioética en Estados Unidos. -
Van Rensselaer Potter planteó en su libro que el rol principal de la bioética debía consistir en un puente construido hacia el futuro, en el cual se debía pensar en la supervivencia de una vida, por la
cual era necesario buscar una calidad más que aceptable. -
Andre Hellegers, ginecólogo y obstetra de origen holandés fundó el centro en Washington, al
interior de la Universidad de Georgetown. -
Luigi Condorelli, eminente figura que ha dado brillo a la escuela clínica italiana a nivel internacional, sostenía que: ha ido decayendo fuertemente la preparación ética de los jóvenes que estudian medicina.
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En España, Barcelona, se fundó el Instituto Borja de Bioética, dirigido por F. Abel, que había sido colaborador de Hellegers.
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E. Pellegrino, junto a D.C. Thomasma, ha puntualizado en esta edición la óptica de la ética de las virtudes la compleja relación médico-paciente y de W.T. Reich.
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El Papa Juan Pablo II hace aparecer de forma explícita el término bioética en documentos de la Iglesia.