la evolución de los gatos domésticos (domesticación)

  • 7000 BCE

    La domesticación del gato

    Los primeros descubrimientos paleontológicos sitúan los primeros focos de domesticación del gato en Egipto hacia el 2000 a. C., pero el descubrimiento en 2004 de los restos de un gato al lado de los restos de un humano en una tumba en Chipre aplaza el inicio de esta relación de 7500 a 7000 años a. C.
  • 1000 BCE

    El gato en China

    Asia emprende muy buenas relaciones comerciales con Europa. El gato se intercambia con finas sedas y de esta forma llega a China. Los primeros rastros de gato que se encuentran en China datan de la dinastía Han, alrededor de 1000 años a. C.
  • 525 BCE

    El respeto de los egipcios hacia los gatos

    El respeto de los egipcios hacia los gatos se demostró en el año 525 a. C., cuando los persas asediaban Pelusio en vano. Cambises II tuvo entonces la idea de atar gatos en los escudos de los 600 soldados. Los egipcios no se atrevieron a contraatacar por miedo a herir a los gatos, por lo que la ciudad cayó en manos del invasor persa.
  • 480 BCE

    Los Griegos y la inclusión de los gatos

    Aunque no los adoraban como los egipcios, los griegos adoptaron al animal, reconociendo su don como cazador, pero reconociendo también que era más agradable para la convivencia, ya que era más bonito, refinado, dócil y limpio que las mofetas y las garduñas. El gato se usaba a veces como animal de compañía, aunque los griegos preferían al perro. El gato era en principio un juguete, un regalo caro traído de Egipto para ofrecerlo a las cortesanas.
  • 900

    El gato en la India

    En la India, el gato es honrado como en Egipto, y la diosa de la fecundidad, Satí, tiene la apariencia de un gato, igual que Bastet. Hay pequeñas estatuas hechas de cerámica que muestran esta honra. Se instalaban en ellas pequeñas lámparas de aceite para asustar a los ratones por la noche, de la misma forma que los ojos del gato se iluminan por la noche.
  • 999

    El gato en Japón

    La imagen del gato evolucionó mucho en Japón, donde será considerado a veces portador de buena suerte por su pelaje de concha de tortuga, y otras veces maléfico por su cola ahorquillada. El éxito del gato es tan importante en el país que una ley del siglo XVIII prohibió el encarcelamiento y el comercio del animal.