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Con el cultivo de granos como trigo, maíz y arroz, así como la domesticación de animales como vacas, ovejas y cerdos, la dieta se volvió más basada en carbohidratos y proteínas animales domesticadas.
La nutrición de los seres humanos era principalmente una cuestión de subsistencia, adaptada a las condiciones ambientales y a la disponibilidad de recursos locales. -
Se inició el desarrollo de la agricultura y la ganadería, con el predominio en la dieta de cereales integrales complementados con legumbres, verduras, pescado y frutas estacionales.
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A partir del período paleolítico, la sobreexplotación de recursos, los cambios climáticos y el crecimiento de la población propiciaron un patrón dietario más diverso, que contribuyó a establecer la estructura genómica del hombre moderno. La dieta paleolítica incluyó peces, mariscos y animales pequeños, así como vegetales, más accesibles por el desarrollo de tecnologías como las piedras de moler y los morteros.
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Evidencias paleontológicas sugieren que los homínidos tempranos más antiguos
evolucionaron en la sabana africana, en un ambiente
por aquel entonces tropical, con bosques cerrados donde disponían de gran cantidad de
alimentos vegetales como frutas carnosas, flores de árboles y hojas.
El entorno, la geografía, el ambiente, las estaciones y el clima fueron factores importantes que influyeron en la variedad de los alimentos de origen vegetal. -
En Europa se introdujeron nuevos ingredientes y técnicas de cocina y se prestó más atención a la presentación de los platos. En las cortes reales, sobretodo de Italia y Francia, el refinamiento culinario dio un giro importante, ya que se empezaron a desarrollar banquetes elaborados y con mayor sofisticación gastronómica.
La carne se convirtió en un símbolo de estatus y se preparaba de manera guisada, asada y embutida.