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De los USD 50.000 millones que le prestaban a la Argentina, se permitía subastar USD 7.500 millones para controlar el alza de la divisa.
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Junto a la ampliación del crédito, se estableció un esquema de flotación libre dentro de una zona de “no intervención”, delimitada por un piso y un techo. En caso de superarse este techo, el Central podría vender hasta 150 millones de dólares por día. De cruzar el piso, el Banco Central podía comprar dólares y ampliar la base monetaria. Así lo hizo en febrero.
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Frente a las primeras tensiones cambiarias del año, el FMI habilitó al Tesoro un total de 9.600 millones para subastar a lo largo del 2019 a razón de 60 millones por día, más allá de la cotización del tipo de cambio.
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La zona de no intervención deja de actualizarse mensualmente y queda fija más allá del nivel de inflación.
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Se elimina en los hechos la zona de no intervención y se otorga flexibilidad para vender los montos que se consideren necesarios para reducir la volatilidad del mercado, bajo el mecanismo que se quiera y en el momento que se quiera.