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Un mes después de nacer, me bautizaron en mancha blanca. No era consciente de lo que era Dios ni la fe.
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De niño, mis padres me acostumbraron a rezar todas las noches antes de dormir. Sobretodo cuando era aún tan pequeño que mis padres me acompañaban a la cama y allí se rezaba... Yo me lo tomaba como una obligación. Al cumplir los 9 años hice mi primera comunión, iba a misa todos los domingos y creía en Dios y los reyes Magos
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En la adolescencia la fe no tuvo gran presencia en mi vida, con 15 años hice la confirmación, seguía yendo todos los domingos a misa, pero sentía que todo eso lo hacía por obligación de mis padres. Probablemente fuera por la edad, pero no tenía interés
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Ahora me encuentro en un momento en el que, sin tener la fe demasiado presente, y haya dejado de ir a misa de forma tan frecuente, respeto mucho la gente que proyecta en Dios lo mejor de sí mismos y tiene un fuerte sentimiento que los une a la fe. Sé lo que es porque mi familia siempre ha estado arraigada a la iglesia, y ahora empiezo a darme cuenta del valor que tiene la fe para las personas, y lo que puede llegar a ayudar a uno.
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Espero seguir aprendiendo de la experiencia de otras personas y, además quiero estar preparado para no cerrarme si algún día vuelvo a interesarme por Dios y la fe