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Mantuvo cierta forma o fisonomía románica. En el primer gótico se mantuvo una estructura de proporcionalidad clásica en las fachadas, propia del románico.
De forma esquemática se dice que la arquitectura de este período fue una arquitectura románica con bóvedas y arcos apuntados. Foto: Catedral de Notre Dame de París. -
Este sistema, es una combinación de influencias del renovado gótico (bóveda de ojivas) y de iglesias de filas de cúpulas. Se caracteriza por una sola nave, es decir, sin naves laterales, y por las bóvedas de aristas muy abombadas que crecen con muy poca pendiente y que no requieren de arbotantes.
Se distingue por las fachadas diferentes de las de la Île-de-France que no comportan tres portales. Sus cabeceras tampoco tienen necesariamente arbotantes. Foto: Catedral de Saint-Maurice de Angers. -
Rompió con el arte románico a partir de la concepción del abovedamiento y del volumen, y por la importancia que otorgó al vaciado de los muros. La bóveda de crucería, formada por arcos diagonales que se entrecruzan en el centro, podía adaptarse a todas las superficies y extenderse a todo el edificio.
La bóveda central de la nave mayor y la del presbiterio se elevaron a la misma altura.
Foto: Interior de la Catedral de Saint Erienne. -
Los elementos tradicionalmente normandos resisten en la arquitectura religiosa. Heredados de este período, las plantas de las iglesias a menudo tienen una amplitud notable con un transepto muy destacado, mientras que el uso de un tipo de bóveda rebajada, enmarcada por arcos de medio punto, hacía que el empuje fuese tan fuerte que requería muros muy gruesos. Foto: Nave de la iglesia de la abadía de Fécamp.
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Los maestros constructores se atrevieron a abandonar por primera vez la tribuna, reemplazándola por una estrecha galería adornada con arcadas esculpidas (el triforio) y generalizaron el uso de arbotantes para contrarrestar el empuje. El alzado se presentó en tres niveles: grandes arcadas, triforio y ventanas altas. El modelo de la catedral de Chartres se impuso posteriormente en las grandes catedrales, que rivalizaban en tamaño y altura. Foto: Interior de la Catedral de Chartres.
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Designa una corriente desarrollada en el sur del país, que se caracteriza por la austeridad de los edificios, por el uso de contrafuertes en lugar de arbotantes y por las escasas y estrechas aberturas. Además, muchos edificios de este estilo no tienen naves laterales y están cubiertos por carpinterías que descansan sobre arcos diafragma. Tenía un aspecto un tanto militar, fortificado, diseñado para mostrar el poder de la Iglesia. Foto: Catedral de Santa Cecilia de Albi.
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La arquitectura aumenta su esbeltez y tiende a la estilización. El estilo evolucionó hacia una mayor altura, la expansión de los vanos y el mayor apuntamiento de los arcos. Las vidrieras pasaron a cubrir el espacio del muro, sirviendo la arquitectura únicamente de soporte y marco. Los muros de este período radiante asumieron el carácter de membranas traslúcidas. Tiene su máxima expresión en la Sainte Chapelle de París. Foto: Catedral Sainte Chapelle de París.
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Fue la fase más adornada, con una creciente riqueza decorativa. Su variedad de lugar, tiempo y circunstancia produjo una gama estilística amplia que escapa a la generalización. Foto: Catedral de Estrasburgo.
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Es la fase decadente correspondiente al siglo XV en que se produce una explosión decorativa, hasta el punto de hablar de barroquización del gótico. Junto al arco ojival se usan nuevos arcos como el escarzado, carpanel (tres centros) y conopial (cuatro centros). También proliferan las bóvedas muy decoradas y ventanas muy grandes. La técnica de la piedra armada del período radiante dio paso a la piedra tallada lo que explica que los rosetones sean más pequeños. Foto: Catedral de Tours.
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Surgió cuando admiradores cada vez más serios y eruditos de los distintos períodos del gótico intentaron revivir la arquitectura gótica medieval. Como arquitectura historicista, fue una relaboración del lenguaje arquitectónico propio del arte gótico medieval con formas más o menos genuinas, incluidos los patrones decorativos, los acabados, el uso de ventanas con lancetas y las molduras acampanadas. Foto: Basílica de Nuestra Señora de Bonsecours.