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La vida cotidiana de los hombres y mujeres medievales giraba entorno a dos coordenadas: el tiempo y el espacio.
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El ritmo de vida dependía de las horas de luz y el tiempo era medido, al menos hasta el siglo XIII, por las campanadas de la iglesia que tocaban cada tres horas, cuando los clérigos debían acudir a uno de sus rezos.
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la proyección espacial del hombre y la mujer medieval era pequeña, aunque creció progresivamente.
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Fenómenos meteorológicos adversos como las inundaciones, las granizadas o las sequías, podían provocar hambrunas que terminaban con la vida de muchas personas.
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En los hogares, además de encontrar en todos ellos la chimenea, podemos establecer unos prototipos que han sido estudiados por la etnología, la antropología y la arqueología. El mobiliario o ajuar presente en los hogares era escaso.
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Los alimentos básicos que se consumían eran el pan y el vino o cerveza. Después del acto religioso era común que los vecinos acudiesen a las tabernas donde se servía vino y comida mientras se divertían, único día de la semana al margen de otras muchas festividades religiosas y de otras índoles.
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La jornada de trabajo erea de sola sombra. El campesino trabajab duro y con herramientas sencillas. Los nobles no trabajaban y vivan de rentas y no pagaban impuestos.