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  A partir de 1960 la informática se introduce en las
 organizaciones con el objetivo de automatizar tareas
 administrativas repetitivas (contabilidad, facturación y
 nómina, principalmente).
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  La progresiva implantación de la informática en los años
 anteriores ha cambiado la situación. Muchos directivos
 comienzan a cuestionarse por qué, teniendo los datos de
 la empresa en el ordenador, no pueden acceder a la
 información realmente necesaria para dirigir el negocio
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  Lo primero que me llama la
 atención en relación con los sistemas de información es
 que nos llega demasiada información. La explosión de
 información avanza, cruzándose y entrecruzándose por
 las mesas de los jefes, con una enorme cantidad de datos.
 La mayoría de toda esta avalancha se asimila sólo
 parcialmente. Y, en gran parte, no tiene ninguna importancia
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  Se da poca importancia a las necesidades de
 información del director general. El sistema de
 información de la empresa, basado en la informática, se
 centra en el desarrollo de sistemas que llevan a cabo el
 proceso del trabajo burocrático de la empresa. La
 atención se enfoca, por lo tanto, sobre los sistemas que
 procesan las nóminas, pagos, vencimientos de efectos
 por pagar, facturación, existencias, efectos por cobrar,
 etc.
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  Un sistema de información integrado que, basado en un
 diseño global, comprende tanto sistemas de automatización
 del trabajo burocrático como los sistemas de
 información de gestión de los diferentes niveles directivos.
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  El concepto de cadena de producción de valor
 divide la actividad general de una empresa en
 actividades tecnológicas y económicamente distintas,
 que son denominadas actividades de producción de
 valor
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  A partir de 1960 la informática se introduce en las
 organizaciones con el objetivo de automatizar tareas
 administrativas repetitivas (contabilidad, facturación y
 nómina, principalmente). La tecnología se basa en
 grandes ordenadores o mainframes. El hardware y el
 software son extraordinariamente caros. Sólo las grandes
 organizaciones con enormes volúmenes diarios de
 trabajo administrativo pueden permitirse dichos costes.
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  Nicholas G.
 Carr,7 el cual señala acertadamente que muchos productos
 y servicios TIC se han convertido en commodities: no
 proporcionan ventajas competitivas estratégicas esenciales
 a las organizaciones. Son imprescindibles para
 funcionar y deben gestionarse con extremo rigor, como
 cualquier inversión o gasto de la empresa.
