-
En las primeras civilizaciones como Mesopotamia y Egipto, se creía que las enfermedades eran producidas por espíritus malignos o castigos divinos. Los sacerdotes o chamanes intervenían con rituales y sacrificios para 'expulsar' el mal.
-
En civilizaciones como Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, la enfermedad fue considerada un castigo enviado por los dioses. Los sacerdotes y oráculos eran quienes mediaban para la curación, pues se pensaba que solo las divinidades podían restablecer la salud. En el caso de las plantas, los agricultores acudían a plegarias y ofrendas con el fin de obtener protección divina para sus cosechas, relacionando directamente las epidemias agrícolas con la voluntad de los dioses.
-
Los pensadores grecorromanos creían que la salud y la enfermedad estaban determinadas por fenómenos astrales. La posición de los planetas, los eclipses o ciertos fenómenos celestes eran considerados responsables de epidemias humanas y de plagas en cultivos. Esta concepción perduró durante siglos, influyendo en la agricultura, ya que se interpretaba que las estrellas y el clima determinaban la fertilidad de la tierra y la aparición de enfermedades.
-
Hipócrates y más tarde Galeno propusieron que la salud dependía del equilibrio de cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. La enfermedad surgía cuando uno de ellos predominaba sobre los demás. Esta teoría se aplicó como analogía en las plantas, donde se pensaba que su estado dependía del balance de “jugos internos”. Si estos fluidos estaban desbalanceados, las plantas se enfermaban, lo que generó prácticas empíricas en el manejo agrícola.
-
La enfermedad era explicada como consecuencia de los “miasmas”, es decir, vapores pestilentes provenientes de aguas estancadas, pantanos o materia en descomposición. Se pensaba que los malos olores transmitían enfermedades tanto en humanos como en plantas.
Esta creencia influyó en prácticas agrícolas: se creía que cosechas fallidas se debían a la corrupción del aire y del suelo. -
Girolamo Fracastoro planteó que las enfermedades eran causadas por “semillas vivas invisibles” que podían transmitirse por contacto, aire o agua. Aunque no existían medios para probarlo, esta idea se adelantó a la teoría microbiana moderna. En plantas, los agricultores empezaron a sospechar que epidemias como el tizón o el marchitamiento podían deberse a entidades invisibles que se propagaban de un cultivo a otro.
-
Gracias a los experimentos de Louis Pasteur, se refutó la idea de la generación espontánea y se demostró que los microorganismos eran la causa de enfermedades. Posteriormente, Robert Koch formuló los Postulados de Koch, que establecían criterios para demostrar que un microorganismo específico causaba una enfermedad.
Esta teoría marcó el inicio de la fitopatología moderna y la microbiología. -
Con el avance de la biología y la microbiología se descubrió que no solo hongos y bacterias causaban enfermedades en plantas. Se identificaron virus, viroides, fitoplasmas, nematodos, protozoarios y plantas parásitas como agentes fitopatógenos, además de factores abióticos como sequía, exceso de agua o deficiencias nutricionales. Esta visión integral permitió clasificar los nueve grupos de agentes fitopatógenos que hoy se estudian en la fitopatología moderna.