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Un anciano de 82 años se desplomó en la acera de Dey Street. La gente pudo verlo, pero estuvo tendido varios minutos hasta que se le acercó un policía y pidió una ambulancia tras ver partes de su cuerpo de color azul celeste.
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A las ocho y media, el anciano estaba en urgencias inconsciente y con gran parte del cuerpo azul. El doctor atribuyó que el paciente tenia cianosis, por lo que prescribió su tratamiento y al poco tiempo, el viejo recuperó la conciencia, y quiso saber qué le había pasado, pero nadie pudo responderle con certeza.
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El médico realizo un diagnóstico provisional de envenenamiento por monóxido de carbono; pronosticar una causa no era imposible, ya que afuera estaba un coche o una tubería de gas. Y, como un único caso de envenenamiento por gas resultaría inusual en un área tan atascada como el centro de Manhattan, el doctor y sus colegas de urgencias se prepararon para recibir más enfermos.
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A las 10:25 ingresó otro hombre. Cuarenta minutos después, en una ambulancia llegaron otros 3. Otros dos entraron a las 11:20 y otros dos más durante unos 15 minutos más tarde. E ingresaron a otro durante el mediodía. Los nueve eran de tercera edad y de salud poco estable, llevaban, como mínimo, una hora con intensos malestares y diversos problemas, como rigidez.
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John Mitchell, de 73 años, estaba completamente azul. Cinco de los nueve, se sintieron enfermos en el Globe Hotel, y otros dos en Star Hotel. A otro lo encontró un policía en el suelo, a la puerta de un edificio de Park Row.
El noveno se desplomó frente a la cafetería Eclipse. Y a las 06:45, ingresaron a otro anciano azul. Llevaba tirado desde las diez, y demasiado enfermo para pedir ayuda, hasta que entró un empleado y lo vio en ese estado.