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Porque educar es la mejor herramienta de transformación social, de manera que ser docente, es tener la oportunidad de contribuir al cambio en la sociedad. Pero también tiene que ver con cosas más terrenales, menos grandes, si se quiere. Es una gran oportunidad de aprender de la sabiduría de los niños y las niñas; cuando se les escucha tienen mucho que decir.
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Profesores universitarios, asfixiados laboralmente, mientras las matrículas de los estudiantes son cada vez más altas, las condiciones laborales de los docentes se hacen peores. Contratarlos por horas cátedra y pagarles menos de 12 salarios al año los tiene en el limbo.
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No es secreto para nadie que en Colombia el empleo docente no es de los mejor remunerados en el país, esto ha influenciado en la caída tanto de la calidad de los nuevos egresados como de la cantidad de personas que observan la docencia, especialmente para primaria y secundaria, una opción viable de empleo y futuro profesional. De hecho, según Fecode, de los docentes nombrados por el decreto 1278, solo el 5% tienen un grado de Maestría y el 20% tienen un grado en especialización.
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Me proyecto como un docente didáctico, ejemplar, capaz de resolver las dificultades que se presenten dentro y fuera del aula. Mi idea es ser un buen maestro, ser amigo y compañero de los estudiantes. Tratar de ayudarlos y de guiarlos de la mejor manera posible, pero sobre todo quiero que cada cosa que yo les enseñe, les quede como un aprendizaje significativo. Quiero dejar huella en los alumnos no solo por buen maestro, sino también por ser ese profesor amigable que ellos recordarán siempre.
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Quiero ser docente del área de ciencias sociales porque quiero mostrarles a mis alumnos los acontecimientos históricos que han sucedido en el mundo y en nuestro país.
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En el futuro, si Dios quiere, me veo siendo profesor en el área rural, ya que me atrae enseñar a los niños que tienen más vulnerabilidad, y tratar de aportar un granito de arena en estas escuelas rurales sería lo más maravilloso del mundo.