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"Mijail fue internado en el manicomio de Praga, de donde escapó dos años más tarde fingiéndose muerto." (Ruíz, 2009: 131)
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Según me explicó Benjamín Sentís aquella mañana, Mijail Kolvenik había llegado a Barcelona a finales de 1919. Tenía por entonces poco más de veinte años y era natural de la ciudad de Praga.
(Ruíz, 2009:43) -
"La fecha de la boda entre Mijail Kolvenik y Eva Irinova quedó fijada para el veinticuatro de junio de 1935. El escenario: la Catedral de Barcelona." (Ruíz, 2009: 47)
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El gran corazón de Quim Salvat se paró el diecisiete de julio de 1938. Algunos afirmaron que por culpa de los excesos. Germán siempre creyó que fueron los horrores de la guerra los que mataron la fe y las ganas de vivir de su mentor.
(Ruíz, 2009: 34) -
A finales de 1945 la Velo Granell estaba ya técnicamente en la bancarrota. Los tres principales bancos de Barcelona habían cancelado sus líneas de crédito y las acciones de la compañía habían sido retiradas de la cotización pública.
(Ruíz, 2009: 82) -
"Así empezó un largo juego del ratón y el gato que se prolongaría durante seis años y que acabó en una pequeña capilla de Normandía, una tarde de verano de 1946." (Ruíz, 2009: 35)
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"En diciembre de 1948, un pavoroso incendio devoró la mansión de los Kolvenik. Las llamas pudieron verse desde Mataró, afirmó el rotativo "El Brusi"." (Ruíz, 2009: 48)
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"Un veintiséis de septiembre de 1964, una niña de cabello claro y ojos color ceniza, idénticos a los de su madre, nació en la casa de Sarriá." (Ruíz, 2009: 37)
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"Kirsten Auermann murió seis meses más tarde, en la misma habitación en que había dado a luz a su hija y donde había pasado las horas más felices de su vida con Germán." (Ruíz, 2009:37)
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El doctor Joan Shelley, o lo que quedaba de él, estaba sentado en un butacón frente al fuego, bajo pliegos de mantas. Su hija nos dejó a solas con él. El anciano doctor, en quien apenas se reconocía al hombre del retrato que yo llevaba en el bolsillo, nos examinaba en silencio.
(Ruíz, 2009:67) -
Reconocí el carruaje. Era el mismo que se había llevado a la dama de negro aquella mañana en la estación de Francia. Sobre una de las portezuelas se apreciaba el símbolo de la mariposa negra. Cortinajes de terciopelo oscuro cubrían las ventanas. Me pregunté si ella estaría en el interior.
(Ruíz, 2009: 96) Explicación: Oscar la reconoce y decide seguirla hasta la alcantarillas. -
Di la vuelta a la tarjeta que me había dado el mozo. Al dorso, el impresor había reproducido el símbolo que marcaba la tumba sin nombre del cementerio y el invernadero abandonado. Una mariposa negra con las alas desplegadas.
(Ruíz, 2009: 41) -
Una muchacha, ataviada con un vestido blanco, enfilaba aquella cuesta pedaleando hacia mí. El trasluz del alba permitía adivinar la silueta de su cuerpo. Una larga cabellera de color heno ondeaba velando su rostro. Permanecí allí inmóvil, contemplándola acercarse a mí.
(Ruíz, 2009: 11) -
Nosotros sólo pudimos conservar aquellas propiedades que Mijail había puesto a mi nombre: el Gran Teatro Real, esta tumba inservible en la que acabé refugiándome, y un invernadero junto a los ferrocarriles de Sarriá que Mijail había utilizado en el pasado.
(Ruiz, 2009: 131) Explicación: Oscar y Marina descubren quien era Eva Irinova, y porque vivia ahi. Esto momentos antes del enfrentamiento. -
Al día siguiente los diarios hablaron del mayor incendio en la historia de la ciudad, de la vieja historia del Gran Teatro Real y de cómo su desaparición borraba los últimos ecos de una Barcelona perdida.
(Ruíz, 2009: 145) -
Un viejo amigo de la comisaría me llamó para decirme que habían encontrado su cadáver en un túnel abandonado de las alcantarillas en Ciutat Vella. Las manos artificiales que Kolvenik había creado para él habían sido amputadas.
(Ruíz, 2009:86) -
"-¿Señor Kolvenik?
-No soy Kolvenik -atajó la voz.
Mi nombre es Sentís. Benjamín Sentís." (Ruíz, 2009: 42) -
Murió al amanecer siguiente, en silencio, tal como había predicho Rojas. Al alba, con las primeras luces, Marina me apretó la mano con fuerza, sonrió a su padre y la llama de sus ojos se apagó para siempre.
(Ruíz, 2009: 160) -
Quince años más tarde, la memoria de aquel día ha vuelto a mí. He visto a aquel muchacho vagando entre las brumas de la estación de Francia y el nombre de Marina se ha encendido de nuevo como una herida fresca.
(Ruíz, 2009: 3)