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El fatidico jueves 5 de agosto del 2010, el derrumbe de la mina San José dejó bajo tierra a 33 mineros de la compañia San Esteban Primera.
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Las familias y amigos, al enterarse del desastre se reunieron fuera de la mina, teniendo una convocatoria de gran densidad, generándose así un gran campamento para darse fuerzas y rezar juntos por quienes se encontraban bajo tierra.
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17 días después, una de las sondas rompe los 688 metros y accede al refugio donde se encontraban los mineros, y con el un esperanzador mensaje: "estamos bien en el refugio los 33", escribió uno de los mineros.
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Cuando se supo que los 33 estaban vivos, un equipo multidisciplinar trabajó para construir un plan de rescate, el que contó hasta con la ayuda de la misma NASA.
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Una transmisión en directo durante 22 horas y media, pudieron mostrar salir a los 33 trabajadores que habían logrado sobrevivir encerrados durante 70 días.
