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Varios fueron los israelitas que llegaron con Jacob a Egipto: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón,Benjamín, Dan, Neftalí,Gad y Aser.
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Los egipcios someten a la esclavitud al pueblo de Israel maltratándolos e imponiéndoles trabajos muy duros en la construcción de ciudades. Ellos se multiplicaron tanto, que los egipcios llegaron a temerles, por eso el Rey mandó a las parteras Puá y Sifrá a matar a todos los niños que nacieran.
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La madre de Moisés para salvar al niño del mandato del rey, lo cuidó a escondidas unos meses y luego hizo una cesta de juncos y la puso en el río Nilo. La hija del faraón que se bañaba, descubrió al niño y lo cogió para cuidarlo, haciendo uso de una nodriza hebrea que resultó ser su verdadera madre.
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Estando Moisés en Horeb el ángel de Yahveh se le apareció en forma de llama de fuego en medio de una zarza que no se consumía y le dice que ha escuchado el clamor de su pueblo que sufre en Egipto y le encomienda la tarea de hablar con el faraón para que deje salir al pueblo de Israel de Egipto.
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Moisés y Aarón se presentaron ante Faraón, para dar el mensaje de Jehová, con el cual advertía las calamidades que ocurrirían a los egipcios, si no liberaba a su pueblo. Para ello, hubo una señal de parte de Dios antes de que sobrevinieran las 10 plagas.
Dios endureció el corazón del Faraón para demostrarle su soberanía y poder. -
Como el Faraón no permite la salida de israel, Dios demuestra su poder enviando sobre las tierras de Egipto diez plagas: sangre, rana, piojo, mosca, del ganado, úlcera, del granizo, de langosta, de tinieblas y la última del primogénito- Cada vez que había una plaga el Faraón mandaba llamar a Moisés para que quite la plaga de Egipto y así dejaría ir al pueblo pero al quitarle el Faraón endurecía más su corazón y no dejaba ir al pueblo.
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Antes de que cayera la última plaga, Jehová habló a Moisés y a Aarón para que llevaran al pueblo un mensaje donde necesitaban ciertos preparativos especiales: Cada familia israelita debía matar un cordero (uno por familia) y salpicar con su sangre los dinteles y los postes de las puertas de sus casas.
Cada familia refugiada en una vivienda marcada por esa sangre estaba a salvo de la muerte.
Este será un día memorable y lo celebrarían como fiesta en honor de Jehová de generación en generación. -
Los israelitas hicieron lo que les dijo Moisés y pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos, de esta forma despojaron a los egipcios partiendo de Ramsés hacia Sukkot por el camino del desierto guiándolos día y noche, haciéndolos acampar junto al mar y endureciendo el corazón del Faraón para que se arrepintiera y los persiguiera.
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El pueblo presenta otra dificultad: no tienen agua para beber. Jehová le dijo a Moisés que pasara delante del pueblo con los ancianos de Israel y tomara la vara y golpeara la peña para que saliera de ella agua para beber ellos y todos sus animales.
Jehová se enoja con Moisés y Aarón porque le hacen creer al pueblo que ellos habían sacado agua y no Dios. -
El Faraón alcanzó a los israelitas a orillas del Mar Rojo. Jehová dijo a Moisés que alzara el bastón de viaje para que se abrieran las aguas del Mar Rojo y así poder cruzar sobre él como si fuera tierra seca. Así fue como los israelitas pudieron cruzar el mar rumbo a la liberación de la esclavitud de Egipto.
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Escuchó Dios las murmuraciones del pueblo de Israel diciendo que los habían sacado de Egipto donde tenían mucha comida para matarlos en medio del desierto; entonces Jehová le pide a Moisés y a Aarón que digan al pueblo que él hará hará llover sobre vosotros pan del cielo y codornices durante la travesía a la Tierra Prometida y el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diari. Así los puso a prueba para ver si andaban o no según su ley.
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Moisés era el encargado de juzgar al pueblo, dictar sentencia, dar a conocer los preceptos de Dios y sus leyes; ero su suegro le aconsejó que eligiera de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, fieles e incorruptibles, y los pusiera al frente del pueblo como jefes por grupos para que juzgarán al pueblo en todo momento; y le pasaran a él solo los asuntos más graves, pero en los asuntos de menor importancia, juzgarán ellos. Así se aliviaría su carga.
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Cuando el pueblo llegó al Desierto del Sinaí, Moisés subió al monte y Jehová le transmitió un mensaje para su pueblo, el cual constituía una alianza: No habrá para ti otros dioses, no te harás escultura ni imagen alguna, No tomarás en falso el nombre de Jehová, santificarás el sábado, el día séptimo es día de descanso, No matarás, etc.
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Jehová dió a Moisés todas las indicaciones para la construcción del Santuario y le pidió que le dijera al pueblo que reservaran la ofrenda de todo aquel a quien su corazón mueva: oro, plata y bronce para el arca de la alianza, la mesa, el candelabro, la morada, altar de los sacrificios, el atrio, velos de separación, las lámparas y todo lo relacionado con la vestimenta del sacerdote.
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Moisés subió nuevamente al Monte Sinaí, pero como tardaba, el pueblo desesperado se reunió en torno a Aarón y le pidió que le hiciera un dios, ya que no sabían por qué el que los había sacado de Egipto no regresaba y empieza a adorarlo.
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Jehová mandó a Moisés a subir nuevamente al Sinaí con dos tablas de piedra durante cuarenta días y cuarenta noches para hacer una nueva alianza; realizaré maravillas delante de todo tu pueblo, como nunca se han hecho en toda la tierra ni en nación alguna; y todo el pueblo que te rodea verá la obra de Jehová; porque he de hacer por medio de ti cosas que causen temor.
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Moisés hizo todo conforme a lo que Jehová le había mandado. Situó la pila entre la Tienda del Encuentro y el altar, y echó en ella agua para las abluciones; Moisés, Aarón y sus hijos se lavaron en ella las manos y los pies y siempre que entraban en la Tienda del Encuentro y siempre que se acercaban al altar, se lavaban, como Jeová había mandado a Moisés.
La nube cubrió la Tienda del encuentro y la gloria de Jehová llenó la morada.
