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Jesús comienza a comunicar el mensaje y actuar.
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"Nombró a doce [a quienes llamó apóstoles] para que convivieran con él y para enviarlos a predicar" (Mc 3, 14). Las enseñanzas eran fáciles de recordar por su cotidianidad y acercamiento a la realidad de los oyentes. Esto supone un cambio radical en las vidas.
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La tradición prepascual, la más antigua, se constitute de dichos de Jesús, los cuales, la mayoría, estaban carentes de ambientación narrativa. Muchos eran breves (dichos sapienciales) y otros se parecen a los de los profetas.
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Tras la muerte y resurrección de Jesús, los discípulos comenzaron a transmitir su mensaje. Tras ellos numerosas comunidades cristianas como la comunidad de Jerusalén, las de Galilea y Siria, etc. Todas ellas con sus respectivas características fueron propagando el mensaje, contagiando el deseo de saber más sobre Jesús y sus enseñanzas.
Los que habían conocido a Jesús contaban a quienes no habían sido testigos, naciendo así los relatos de vocación, los de milagros y los de la pasión. -
La muerte de Jesús parecía el fin pero los discípulos lo vieron tras resucitar, lo que supuso una rápida expansión del cristianismo.
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En esta etapa comienza la redacción de los evangelios.
Tras la destrucción del templo, la situación del judaísmo cambió por completo, dando lugar a una nueva visión. La iglesia se separa del judaísmo.
Aun así, las comunidades cristianas sufrían una crisis por la desaparición de la emoción de los primeros momentos y la pérdidas de los apóstoles que conocieron a Jesús. Sin embargo, se unificaron tradiciones gracias a los evangelistas. -
La desaparición de los que habían conocido y acompañado a Jesús supuso una de las causas de la escritura de los evangelios, los cuales supusieron la inmortalización de los testimonios de dichas personas.
Esto significa el acercamiento de las siguientes generaciones a las hazañas y enseñanzas de Jesús.
Además, los evangelios facilitan el estudio del mundo de aquella época.