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Se consideraba como persona de confianza, sabio, prudente y amable. "Maestro de la verdad, maestro de guías, ayuda, remedia".
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La educación estaba encaminada a la formación del cristianismo. Los responsables de dicha formación eran los frailes quienes enseñaban a través de la doctrina.
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Con el nuevo oleaje de la colonización, el maestro debería ser pulcro, bien vestido, de descendencia española, cristiano y de buenas costumbres.
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El principal objetivo era inculcar el método científico tratando de que los estudiantes explicaran los fenómenos naturales, aunado a esto, se comienza a dar énfasis en la identidad nacional y se deja atrás la educación religiosa.
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La educación a partir de la enseñanza y la cultura para el fortalecimiento de una identidad nacional, se pone énfasis en actividades agrícolas y se crean las primeras escuelas rurales. Comienzan las misiones culturales con enseñanza en actividades del campo e higiene. Se comienza a dejar atrás la memorización y el trabajo mecánico para abogar por una educación humanista con contenidos sociales para formar ciudadanos.
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Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, el maestro continua con las misiones culturales pero ya logra ser visto como líder comunitario y agente de cambio social. También en este periodo aumenta el número de escuelas.
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En el gobierno de Ávila Camacho se enfatizó en la unidad, la familia, los valores y la moral, volviendo a concebir al magisterio como una especie de líder religioso y al maestro como apóstol o sacerdote.
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Durante este década, el maestro comienza a sentirse devaluado por la sociedad, en donde se ve como flojo, perezoso, sin ver las condiciones de trabajo.
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A partir de los años 90's el maestro se enfrenta a nuevos retos, nuevas perspectivas y nuevos cambios políticos que le requieren actualización y formación en materia de capacitación.
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Además de enfrentar y cumplir en materia de política educativa, el docente se enfrenta a pruebas de evaluación, de burocracia y temas más administrativos, sin dejar de asumir su labor frente a grupo, lo que le exige por parte del gobierno un mayor compromiso para seguir capacitándose además de desarrollar programas, también se ve en la necesidad de contribuir a la mejora de la convivencia humana.