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A las 36 semanas de gestación, Jenny da a luz a los gemelos Santiago y Alejandro, quienes presentan dificultades respiratorias y poca maduración del reflejo de succión, por lo que son internados en la unidad neonatal por cerca de 1 mes.
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A los 2 meses de vida, los gemelos presentan vocalizaciones reflejas y son capaces de fijar la mirada hacia el rostro de su madre. El llanto es su medio de comunicación predilecto.
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A los 3 meses de vida, emiten sonidos guturales, presentan sonrisa social y comienzan a prestar atención a voces conocidas.
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Buscan visualmente la fuente sonora y giran la cabeza al escuchar la voz de su madre.
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Se llevan objetos a la boca, gritan para llamar la atención y ríen a carcajadas.
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Santiago y Alejandro exploran todo lo que está a su alcance, responden cuando los llaman por sus nombres y entienden prohibiciones.
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Los gemelos emiten sonidos de forma exclamativa, comienzan a imitar gestos simples, sostienen juguetes con sus manos y los golpean entre sí. Presentan dificultades en la tolerancia oral de alimentos de consistencia blanda o semisólida, por lo que reciben apoyo terapéutico por fonoaudiología, especialmente Santiago, el menor de los gemelos con menos peso y talla corporal.
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Les encanta ser el centro de atención, manifiestan preferencia por juguetes, gatean y producen juego vocal propioceptivo.
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Al cumplir el año Alejandro y Santiago balbucean al mirarse al espejo y se sonríen a sí mismos, comienzan a usar sonidos onomatopéyicos y aparecen las primeras sílabas como /pa/ y /ta/.
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Los niños captan emociones y expresan afectos, muestran preferencia por algunas personas, saludan con movimiento de la mano acompañado de vocalizaciones o sílabas.
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Los gemelos señalan algunas partes del cuerpo en sí mismos y tienen un vocabulario de entre 2 y 4 palabras, siendo mayor y más frecuente en Santiago que en Alejandro.
