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Béthencourt y La Salle zarparon rumbo a Lanzarote, a la que conquistaron aqui, estos expedicionarios franconormandos entraron sin encontrar resistencia y el mismo rey de Lanzarote, Guadarfía, ofreció a Bethencourt sus servicios y respetos, pues quedaba bajo la protección y amparo de su señor Jean de Bethencourt.
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Al regreso de Bethencourt a la corte, con nuevas tropas, se propuso acabar con la resistencia de Fuerteventura. Para ello montó varias exploraciones, hostigando a los majoreros hasta sus refugios más inaccesibles. Viendo los reyes de Maxorata que era inútil toda lucha ante la superioridad de los normandos, decidieron rendirse y recibir las aguas bautismales de manos de los frailes normandos. En 1.404 al fin sometieron a los dos reinos en que estaba dividida la isla: Maxorata y Jandía.
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Béthencourt decide someter la isla de El Hierro, cosa que hizo sin mayores problemas. Los aborígenes de ésta isla, muy castigados y mermados por las incursiones anteriores, se rindieron a sus huestes. Este laurel sustituye en la actualidad al legendario Garoé, el árbol sagrado de Los Bimbaches, los antiguos aborígenes de El Hierro.
Cuenta la tradición que el mediador de esta sumisión fue el aborigen herreño Augeron, capturado años atrás y conocedor de idiomas. -
Los conquistadores consiguen una flota de varias embarcaciones y 250 hombres y parten del Puerto Francés de La Rochelle, desde Lanzarote hicieron varias expediciones a Fuerteventura, pero viendo que necesitaban más hombres y pertrechos para dominar la Isla, Jean de Bethencourt viajó a España para recolectar más medios. En 1.405 dio por finalizada la conquista de Fuerteventura.
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Fernán Peraza se hace dueño de las islas y toma posesión acompañado de su hijo Guillén.