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En este grado de escolaridad aun no me importaba mi futuro; escuchaba hablar de profesiones y escuelas a mis compañeros, pero no le tomaba importancia.
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Fue aquí cuando empezé a preocuparme por mi futuro. Desafortunadamente comenzé a cavilar casi a la mitad del bachillerato, por ende, no tenía claro la carrera que deseaba estudiar, así que opté por hacer mi examen a la BUAP, para arquitectura.
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Gracias a no haber obtenido un lugar en la BUAP, dictaminé trabajar ése año, sin embargo, a mi mamá no le agradó la idea, y decidió inscribirme a otra universidad, en donde estudié ingeniería en software, y fue ahí donde descubrí que mis aptitudes e intereses se inclinaban a la electrónica, mecánica y programación.
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Por fin ingresé a la universidad con la carrera que me gusta, sin ninguna duda.