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Luciana, Cinta, Máximo, Raúl y Santi son un grupo de amigos que salieron un viernes por la noche a pasarla inolvidable.
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Para aguantar toda la noche toman unas pastillas que a Luciana le producen un golpe de calor. Sus amigos llaman a una ambulancia y esta la lleva al hospital. Una vez allí deciden llamar a los señores Salas, los padres, y también a Loreto y Eloy.
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Luciana está en coma.
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Eloy, novio de Luciana que no había podido ir esa noche con ellos, se siente culpable porque piensa que si él hubiera ido eso no hubiera pasado y comienza a buscar al camello que les vendió las pastillas.
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El inspector Espinós pregunta a Cinta, Máximo y Santi por el tipo que les vendió las drogas de diseño. Ellos lo describen mientras Cinta se siente cada vez más culpable.
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El doctor Pons necesita una de esas de esas pastillas. Él y Vicente Espinós piensan que no era éxtasis sino “eva”, una droga de diseño muy peligrosa.
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Poli García, el camello, se entera de todo lo que había pasado a causa de las pastillas que él vendió y huye.
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Loreto es bulímica y al ver el estado de su amiga Luciana recapacita y piensa en dejar de vomitar y luchar como lucha su amiga.
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Mariano Zapata le hace una foto a Luciana sin que nadie se entere, y con los datos que le dio Norma pretende poner un artículo en el periódico.
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Eloy encuentra a Raúl para preguntarle donde está el camello que les vendió la eva y así ayudar a Luciana a recuperarse.
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El inspector Espinós y Lorenzo Roca observan la discoteca en la que es muy probable que esté el camello y esperan para identificarlo y detenerlo.
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Eloy y Raúl se encuentran con el camello cara a cara y sale huyendo fuera de la discoteca.
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Eloy, Máximo, Santi, y Cinta y más tarde los dos policías salen a correr tras el traficante hasta que se tropieza y se da un buen colpe en la cabeza contra el bordillo muriendo en ese acto y perdiendo la droga.
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Luciana abre los ojos y vive.
