Bio como hija

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    Infancia

    Fui una niña muy extrovertida, la menor de 4 hijos.
    Recuerdo que había disciplina para mis hermanos mayores y a mí solamente me tocó seguir lo que ellos hacían, podría decirse que no me tuvieron qué inculcar nada porque ya todo estaba dicho.
    Los límites eran puestos por mi madre, porque ella estaba siempre al cuidado de nosotros, pero no había grandes muestras de afecto.
    En cuanto al trato igualitario, no lo había porque a los hermanos les daban un trato preferencial que a las hermanas.
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    Primera infancia

    Fui una niña muy juguetona y cariñosa, al ser la más pequeña de mis hermanos, ellos tuvieron gran responsabilidad de cuidarme y muchas veces no querían hacerlo, sin embargo, jugábamos y de ellos aprendí varias cosas como amarrarme las agujetas o saludar a propiadamente a las personas.
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    Segunda infancia

    Ya cursaba la educación primaria y las labores de la casa eran repartidas entre cada uno de mis hermanos y yo, según la edad de cada uno, todos comíamos juntos y era el momento de la convivencia y estar al tanto de lo que cada quien hacía en sus distintas actividades, era el momento en que se reprendía a quien había salido bajo en calificaciones y se reconocía a quien, por el contrario, había dado los mejores resultados. Estos momentos eran la principal fuente de los valores y el trato.
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    segunda Infancia

    Durante este tiempo ya era muy inquieta, o tenía problemas para aprender, fui muy aventurada en hacer nuevas cosas, me gustaba trepar árboles, correr y jugar todo el tiempo.
    Apoyaba a mis hermana a estudiar y por eso es que no tenía problemas para aprender.
    Cuando llegó la adolescencia me costó trabajo dejar de hacer lo que me gustaba porque ahora tenía qué cuidar aspectos tales como vestimenta, desodorantes y demás cuidados de higiene.
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    Adolescencia

    Mi adolescencia tuvo altas y bajas, fue necesario cuestionar muchos de los valores inculcados porque la realidad fue que mi padre nos abandonó y esto se tradujo en incongruencia entre lo dicho y lo hecho. Elegí que los valores y muestras de afecto eran míos y no de mi padre, así que pude formar lazos de amistad que perduran hasta la fecha y la lealtad es la prioridad con esas amigas de adolescencia
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    Edad adulta

    He podido poner en práctica los valores y principios inculcados en la familia, independientemente de que las demás personas los lleven a cabo o no.