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Al usuario se le ofrece la capacidad de que las aplicaciones que su proveedor le suministra, corran en una infraestructura de la nube, siendo dichas aplicaciones accesibles a través de, por ejemplo, un navegador web como en el caso del correo electrónico Web (webmail). El usuario carece de cualquier control sobre la infraestructura o sobre las propias aplicaciones, excepto por las posibles configuraciones de usuario o personalizaciones que se le permitan realizar.
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Al usuario se le permite desplegar aplicaciones propias (ya sean adquiridas o desarrolladas por el propio usuario) en la in- fraestructura de la nube de su proveedor, que es quien ofrece la plataforma de desarrollo y las herramientas de programación. En este caso, es el usuario quien mantiene el control de la aplicación, aunque no de toda la infraestructura subyacente.
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El proveedor ofrece al usuario recursos como capacidad de procesamiento, de almacenamiento, o comunicaciones, que el usuario puede utilizar para ejecutar cualquier tipo de software, desde sistemas operativos hasta aplicaciones.