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Se comienza a reconocer sonidos del entorno desde que se desarrolla el aparato auditivo, durante las 24 semanas de gestación.
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La primer forma en la que el bebé se comunica es mediante el llanto, normalmente justo al nacer (semana 40). Esto como un acto involuntario que recibe respuesta inmediata.
Ya están acostumbrados al lenguaje. -
A las pocas horas de nacidos, los bebés ya son capaces de reconocer los sonidos propios del idioma hablado en su entorno durante la gestación. Es capaz de distinguir la relación e importancia de ciertas palabras.
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A los pocos meses, el bebé intenta mantener una interacción con su madre o cuidador, mientras aún no es capaz de producir palabras, emite sonidos entonados como respuesta.
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El bebé comprende una variedad de gestos y tonos, el contacto visual es importante. Comienza a interpretar algunos movimientos que acompañan oraciones, lo que le permite recordar ciertas palabras e inclusive su significado.
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Comprenden que es posible comunicarse y dar a entender sus emociones y sentimientos mediante la gesticulación, algo elemental en la comunicación oral y no oral.
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Los bebés poseen la habilidad de distinguir y relacionar un amplio rango de sonidos con sus correspondientes idiomas, misma habilidad que "se pierde" después de los diez meses (80 semanas, 40 de nacidos), siendo más complicado aprender diferentes idiomas al alcanzar la adultez.
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El bebé en sí no pierde la capacidad de entender sonidos en otros idiomas, sino que el cerebro empieza a clasificar y seleccionar sólo los pertenecientes al idioma con el que se han relacionado desde su nacimiento. Al pasar el tiempo y no exponerse a otros idiomas, se acostumbra a su lengua materna.
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Un bebé criado por padres que provengan de países o culturas distintas y mantengan su idioma de origen, crece familiarizado con esos idiomas, el paterno y el materno. Esto resulta en una gran ventaja para el niño en desarrollo, ya que aprender desde una temprana edad es mucho más sencillo que de adulto; y también obliga a que su cerebro se entrene desde temprana edad y le sea más sencillo aprender más idiomas en un futuro.
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En el periodo de tiempo en el que el bebé deja los sonidos, y se enfoca en entender lo que habla su madre, comienza un proceso de asociación de sonidos y boca. Es la etapa en la que el bebé puede reproducir algunos sonidos en compañía a reacciones físicas como el regocijo al decir su nombre o llamar a su madre.
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A partir del año, el intento de la articulación de palabras comienza.
Se ve muy influenciado con los cambios físicos de los labios y paladar que le permiten imitar con mayor éxito los sonidos que lo rodean. -
Conocer los sonidos usados en su idioma natal es de ayuda al infante en proceso de habla, permitiéndole reconocer por dónde comienza una palabra y termina la otra. Las madres le hablan a sus hijos de la misma manera, remarcando mucho ciertos sonidos específicos que les ayude a distinguir. Eso es a lo que los lingüistas llaman "Habla Infantil", y depende completamente de la entonación que se les dé a las palabras.
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Los niños pequeños, al ser capaces de emitir más que sonidos, suelen practicar el habla en la bañera. Mientras ya han pasado la etapa de los balbuceos, suelen cantar o tararear las palabras que se aprenden durante el día, esto sucede en su mayoría en la ducha, un lugar que les resulta divertido.
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Los niños pequeños aprenden gran parte de su vocabulario por medio de la señalización. Desde temprana edad se ven expuestos a las señas, pero después de cumplir el año funciona para formar un repertorio de palabras que conozca y pueda comenzar a emplear.
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Meses después del año, os niños relacionan instintivamente que al mantener una conversación se necesita una respuesta o retroalimentación.
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Al año y medio, el niño logra conectar y relacionar los sonidos con las palabras y sus significados, de una manera más completa. Finalmente entiende su entorno y es capaz de nombrar una variedad de elementos.
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Antes de cumplir los dos años, el niño ya maneja un vocabulario activo, de entre 50 y 100 palabras. En esta etapa del desarrollo pueden responder preguntas.
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Finalmente, al cumplir los dos años de edad, logran jugar con el lenguaje. Suelen ser capaces de usar un aproximado de 300 palabras y entender 1000