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1 CE
Primera esperanza
Fue así que el rumor se desvaneció y la gente empezó a olvidarlo, como se olvida una cosa que nos incumbe muy poco, y cuya falsedad esperamos. -
2
Periodo tranquilo
Después volvimos a vivir tranquilos casi unas seis semanas durante las cuales, no habiendo muerto persona alguna con síntomas de la enfermedad, se dijo que el mal había desaparecido. -
2
Registro mortalidad
... Del 27 de diciembre al 3 de enero St Giles 16
St Andrew 17
Del 3 de enero al 10 de enero St Giles 12
St Andrew 25
Del 10 de enero al 17 de enero St Giles 18
St Andrew 18
Del 17 de enero al 24 de enero St Giles 23
St Andrew 16
Del 24 de enero al 31 de enero St Giles 24
St Andrew 15
Del 31 de enero al 7 de febrero St Giles 21
St Andrew 23
Del 7 de febrero al 24 de febrero St Giles 24St Andrew --- ... -
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Aumento de entierros
… Entierros - Aumento
Del 20 de diciembre al 27 - 291 ….
Del 27 de diciembre al 3 de enero 349 - 58
Del 3 de enero al 10 de enero 394 - 45
Del 10 de enero al 17 de enero 415 - 21
Del 17 de enero al 24 de enero 474 - 59 ... -
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La realidad
Seguimos con esas esperanzas unos pocos días, pero nada más que unos pocos días, valporque la gente ya no estaba para ser engañada de ese modo: inspeccionaron las casas y descubrieron que la peste estaba realmente diseminada por todos lados, y que muchos morían de ella cada día. De manera que todos nuestros consuelos sucumbieron, y no hubo más que ocultar. Rápidamente se comprendió que la infección se había extendido más allá de cualquier posibilidad de detenerla [...] -
5
Falsedad
Todos los que podían ocultar sus malestares lo hacían, para evitar que los vecinos rehuyeran su presencia y se negaran a conversar con ellos, y también para evitar que las autoridades clausuraran sus casas. -
5
Tranquilidad
Yo vivía más allá de Aldgate, a medio camino entre Aldgate Church y Whitechapel Bars, en la mano izquierda o al lado norte de la calle; y como la enfermedad no había alcanzado ese lugar de la City, mi vecindad siguió muy tranquila. -
5
Londres
… y como la enfermedad no había alcanzado ese lugar de la City, mi vecindad siguió muy tranquila. Pero en el otro lado de la ciudad la consternación era muy grande; y la gente rica, en particular la nobleza y la alta burguesía de la parte occidental de la City, abandonaba en masa la ciudad con sus familiares y sirvientes, de manera inusitada. [...] no había otra cosa para ver que coches y carretas cargadas de bienes, personas; coches llenos de la clase alta, y todos huyendo. -
6
Huída
Esta precipitación duró -durante un tiempo- algunas semanas, es decir, los meses de mayo y junio; tanto más porque se murmuraba que el Gobierno estaba por expedir la orden de instalar barreras y vallas en la ruta para evitar el paso de los londinenses por miedo a que llevaran la infección con ellos. -
7
Fe
Casi no necesito decir al lector que en ese instante resolví permanecer en la ciudad, y que, entregándome enteramente a la bondad y protección del Todopoderoso, no buscaría ninguna otra clase de refugio. Mis horas estuvieron en sus manos siempre, y era tan capaz de protegerme en época de epidemia como en época de salud. -
8
Diferencia de distritos
la infección se fortificaba principalmente en los barrios de extramuros: como eran muy populosos y estaban llenos de pobres, la enfermedad los consideró mejor presa que la City. [...] la peste se acercaba a nosotros por los distritos de Clarkewell, Cripplegate, Shoreditch y Bishopsgate, parroquias unidas a las de Aldgate, Whitechapel y Stepney. Por último, la plaga vino a derramar su mayor cólera y violencia en esos lugares, aunque se moderó en los distritos occidentales, donde había comenzado. -
8
Ciudad vacía
En agosto, por cierto, huyeron de tal manera, que empecé a creer que en la City no quedarían, realmente, sino magistrados y sirvientes. -
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Londres desolada
El aspecto de Londres estaba alterado de un modo extraño, a pesar de que la City no había sido todavía muy castigada. El aspecto de las cosas estaba muy trastornado; la pena y la tristeza se instalaron en cada rostro, y aunque algunos barrios todavía no habían sido muy agobiados, todos se veían gravemente afectados; cada uno cuidaba de sí como en extremo peligro, Si fuera posible representar con exactitud aquellos tiempos, y dar una idea verdadera del horror que en todo se manifestaba -
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Los muertos
Bien puede decirse que Londres entero lloraba [...] Las lágrimas y los lamentos se oían casi en cada casa, en especial durante los primeros tiempos de la epidemia, porque durante los últimos los corazones estaban endurecidos y la muerte se había convertido en una visión tan habitual, que a nadie le importaba demasiado la pérdida de un amigo, ante la expectativa de correr idéntica suerte en cualquier momento. -
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Raros accidentes
Pero debo volver al comienzo de esta época sorprendente. Cuando el temor de la gente aún era joven, se vio acrecentado de modo extraño por varios raros accidentes. [...] En primer lugar, una estrella flamígera o cometa apareció varios meses antes de la epidemia, como había sucedido antes del año del fuego. [...] uno predecía una pesada sentencia, pausada pero severa, terrible y aterradora como la peste, mientras que el otro predecía un golpe fulminante, súbito, veloz y frío como la conflagración -
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Imaginación descarriada
Se me debe permitir que diga (espero que sin faltar a la caridad) que escuchaban voces que nunca hablaron y vieron visiones que nunca aparecieron; sucedía que la imaginación popular estaba realmente descarriada y poseída.