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Su vida transcurió entrla corte real y la milicia.
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Fue herido por una bala de cañ+on durante una batala, hehco que lo levó a su conversión, tras leer algunos libros sobre la vida de Jesús y algunos santos
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En febrero de 1523, partió en peregrinación a Tierra Santa. Pidió limosna en el camino, se embarcó en Barcelona, pasó la Pascua en Roma, tomó otra nave en Venecia con rumbo a Chipre y de ahí se trasladó a Jaffa. Del puerto, a lomo de mula, se dirigió a Jerusalén, donde tenía el firme propósito de establecerse.
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Como Ignacio carecía de los estudios y la autoridad para enseñar, fue acusado ante el vicario general del obispo, quien lo tuvo prisionero durante cuarenta y dos días, hasta que, absolvió de toda culpa a Ignacio y sus compañeros, pero les prohibió llevar un hábito particular y enseñar durante los tres años
siguientes. Fue nuevamente acusado de introducir doctrinas peligrosas. Después de tres semanas de prisión, los inquisidores le declararon inocente. Cuando fue liberado decidió dejar España. -
La comisión de cardenales que el Papa nombró para estudiar el asunto dijo que ya había bastantes órdenes religiosas, pero un año más tarde, cambió de opinión, y Paulo III aprobó la Compañía de Jesús por una bula emitida el 27 de septiembre de 1540. Ignacio fue elegido primer general de la nueva orden y su confesor le impuso que aceptase el cargo. Empezó a ejercerlo el día de Pascua de 1541.
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La canonización de Ignacio de Loyola simbolizó el triunfo de un nuevo modelo de espiritualidad; el mismo que reflejaban Felipe Neri, Teresa de Jesús y Francisco Javier, canonizados todos en bloque –junto a Isidro Labrador- en 1622. Tal acción “canonizadora” no tuvo precedentes. Pero además de un modelo espiritual, en concreto la canonización del fundador de la Compañía de Jesús, significó la glorificación de un nuevo proyecto político.