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Prehistoria (10.000 a.C.): Trepanaciones en cráneos para liberar demonios causantes de enfermedades. Se atribuía el mal a fuerzas invisibles. Roma precristiana (siglo I a.C.): Se usaban rituales con animales y prácticas como orina o heces para “proteger” cultivos del mal de ojo.
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Mesopotamia (2000 a.C.): Enfermedad del trigo samana atribuida a la diosa Ninkilim. Se usaban conjuros y ofrendas. Edad Media (1347 d.C.): La peste negra vista como castigo divino. Flagelantes se azotaban públicamente para redimir pecados.
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Edad Media (1348 d.C.): “Todo hedor es enfermedad”. Se usaban máscaras con hierbas contra la peste. Siglo XIX (1845–1852): La “gota de la papa” en Irlanda se atribuía a humo de locomotoras y vapores dañinos.
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Edad Media (1347 d.C.): Se atribuyó la peste negra a la conjunción de Saturno, Júpiter y Marte. Siglo XIX (1817–1835): El cólera asiático se relacionó con fases de la luna y la llegada del cometa Halley. En agricultura, los “horóscopos agrícolas” guiaban la siembra.
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Grecia (s. V a.C.): Hipócrates plantea equilibrio de 4 humores (sangre, bilis, flema). Enfermedad = desequilibrio. India antigua (s. III a.C.): Se aplicaba a plantas: viento, bilis y flema causaban males. Terapia: sustancias opuestas (ej. miel para “exceso de bilis”).
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Duhamel du Monceau (1728): Inocula esclerocios en azafrán y reproduce la enfermedad. Prévost (1807): Comprueba que esporas de hongo causan caries del trigo. Anton de Bary (1861–1863): Reproduce mildiu de la vid con esporas de Plasmopara viticola
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Louis Pasteur (1857–1865): Demuestra relación de microbios con fermentación y enfermedades en gusanos de seda; refuta generación espontánea. Robert Koch (1876–1882): Formula los postulados de causalidad (ántrax, tuberculosis).
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Galeno (s. II d.C.) habló de causas iniciales (factores externos como frío o calor) y antecedentes (predisposición del cuerpo). Carlos Finlay (1865) clasificó las causas en individuales (edad, sexo), atmosféricas (clima) y telúricas (suelo y ambiente), además de sugerir el papel de mosquitos en la fiebre amarilla. En el siglo XX se consolidó el triángulo epidemiológico: enfermedad como interacción de huésped, patógeno y ambiente, base de la epidemiología moderna.