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.El amor en los tiempos del cólera, Págs 61-75 (García Márquez)

  • 61

    Tiempo externo o histórico: guerra civil

    Tiempo externo o histórico: guerra civil
    “Los encontró macilentos y sin porvenir, a pesar de sus aires mundanos, y hablaban de la crisis y de la guerra civil como algo remoto y ajeno, pero todos tenían un temblor evasivo en la voz y una incertidumbre en las pupilas que traicionaban a las palabras.”
  • 61

    Antiguo palacio marqués

    Antiguo palacio marqués
    “El antiguo palacio del Marqués de Casalduero [...] no era el que se mantenía más altivo en medio del naufragio. El doctor Juvenal Urbino lo descubrió con el corazón hecho trizas desde que entró por el zaguán tenebroso y vio la fuente polvorienta del jardín interior, y la maraña de monte sin flores por donde andaban las iguanas, y se dio cuenta de que faltaban muchas losas de mármol,y que otras estaban rotas, en la vasta escalera con barandales de cobre que conducía a las estancias principales.”
  • 61

    Realidad de ciudad idealizada

    Realidad de ciudad idealizada
    “Pero cuando volvió a ver desde la baranda del barco el promontorio blanco del barrio colonial, los gallinazos inmóviles sobre los tejados, las ropas de pobres tendidas a secar en los balcones, sólo entonces comprendió hasta qué punto había sido una víctima fácil de las trampas caritativas de la nostalgia.”
  • 61

    Ciudad caribeña s.XIX-XX

    Ciudad caribeña s.XIX-XX
    “Todo le pareció más pequeño que cuando se fue, más inigente y lúgubre, y había tantas ratas hambrientas en el muladar de las calles que los caballos del coche trastabillaban asustados.”
  • 61

    El barco se abre paso

    El barco se abre paso
    “El barco se abrió paso en la bahía a través de una colcha flotante de animales ahogados”
  • 61

    Doctor adinerado

    Doctor adinerado
    “Volvió más atildado que cuando se fue, más dueño de su índole, y ninguno de sus compañeros de generación parecía tan severo y tan sabio como él en su ciencia, pero tampoco había ninguno que bailara mejor la música de moda ni improvisara mejor en el piano”
  • 61

    Maderas suspiraban

    Maderas suspiraban
    “Conservó en su sitio los muebles ingleses, duros y serios, cuyas maderas suspiraban con los hielos del amanecer, pero mandó para el desván los tratados de la ciencia virreinal y de la medicina romántica, y puso en los anaqueles vidriados los de la nueva escuela de Francia.”
  • 61

    Descripción

    Descripción
    “El mar parecía de ceniza, los antiguos palacios de marqueses estaban a punto de sucumbir a la proliferación de los mendigos, y era imposible encontrar la fragancia ardiente de los jazmines detrás de los sahumerios de muerte de los albañales abiertos. Todo le pareció más pequeño que cuando se fue, más indigente y lúgubre, y había tantas ratas hambrientas en el muladar de las calles que los caballos del coche trastabillaban asustados."
  • 62

    Calles sin sistema de recogida de basura

    Calles sin sistema de recogida de basura
    “Las heces se secaban al sol [...] y eran respiradas por todos con regocijos de pascua [...] . El doctor juvenal Urbino trató de imponer en el Cabildo un curso obligatorio de capacitación para que los pobres aprendieran a construir sus propias letrinas. Luchó en vano para que las basuras no se botaran en los manglares, convertidos desde hacía siglos en estanques de putrefacción, y para que se recogieran por lo menos dos veces por semana y se incineraran en despoblado. “
  • 62

    Sistema de saneamiento ciudad

    Sistema de saneamiento ciudad
    “Su obsesión era el peligroso estado sanitario de la ciudad. Apeló a las instancias más altas para que cegaran los albañales españoles, [...] y se construyeran en su lugar alcantarillas cerradas cuyos desechos no desembocaran en la ensenada del mercado [...] sino en algún vertedero distante. Las casas coloniales bien dotadas tenían letrinas con pozas sépticas, pero las dos terceras partes de la población hacinada en barracas a la orilla de las ciénagas hacía sus necesidades al aire libre.”
  • 62

    Tiempo externo: epidemia asiática

    Tiempo externo: epidemia asiática
    “Su padre, un médico más abnegado que eminente, había muerto en la epidemia de cólera asiático que asoló a la población seis años antes, y con él había muerto el espíritu de la casa”
  • 62

    Supersticiones atávicas

    Supersticiones atávicas
    “Trató de imponer criterios novedosos en el Hospital de la Misericordia, pero no le fue tan fácil como le había parecido en sus entusiasmos juveniles, pues la rancia casa de salud se empecinaba en sus supersticiones atávicas, como la de poner las patas de las camas en potes con agua para impedir que se subieran las enfermedades, o la de exigir ropa de etiqueta y guantes de gamuza en la sala de cirugía, porque se daba por sentado que la elegancia era una condición esencial de la asepsia.”
  • 62

    Despacho de doctor s.XIX

    Despacho de doctor s.XIX
    “Conservó en su sitio los muebles ingleses, duros y serios, cuyas maderas suspiraban con los hielos del amanecer, pero mandó para el desván los tratados de la ciencia virreinal y de la medicina romántica, y puso en los anaqueles vidriados los de la nueva escuela de Francia. Descolgó los cromos descoloridos [...] y colgó en su lugar, junto al diploma único de su padre, los muchos y muy variados que él había obtenido con calificaciones óptimas en distintas escuelas de Europa.”
  • 62

    El amor como equivocación clínica

    El amor como equivocación clínica
    (61)
    “Le gustaba decir que aquel amor había sido el fruto de una equivocación clínica. Él mismo no podía creer que hubiera ocurrido, y menos en aquel momento de su vida, cuando todas sus reservas pasionales estaban concentradas en la suerte de su ciudad, de la cual había dicho con demasiada frecuencia y sin pensarlo dos veces que no había otra igual en el mundo.”
  • 62

    Paseo en París

    Paseo en París
    (61)
    “En París, paseando del brazo de una novia casual en un otoño tardío, le parecía imposible concebir una dicha más pura que la de aquellas tardes”
  • 62

    Puerto de ciudad caribeña s.XIX-XX

    Puerto de ciudad caribeña s.XIX-XX
    (61)
    “El mar parecía de ceniza, los antiguos palacios de marqueses estaban a punto de sucumbir a la proliferación de los mendigos, y era imposible encontrar la fragancia ardiente de los jazmines detrás de los sahumerios de muerte de los albañales abiertos. Todo le pareció más pequeño que cuando se fue, más indigente y lúgubre, y había tantas ratas hambrientas en el muladar de las calles que los caballos del coche trastabillaban asustados. “
  • 63

    Tinajero de época

    Tinajero de época
    “Entre los muebles más preciados de la época estaban los tinajeros de madera labrada cuyos filtros de piedra goteaban día y noche dentro de las tinajas. Para impedir que alguien bebiera en el mismo jarro de aluminio con que se sacaba el agua, éste tenía los bordes dentados como la corona de un rey de burlas”
  • 63

    Acueducto

    Acueducto
    “La sola idea de construir un acueducto parecía fantástica, pues quienes hubieran podido impulsarla disponían de aljibes subterráneos donde se almacenaban bajo una espesa nata de verdín las aguas llovidas durante años.“
  • 63

    Cementerios

    Cementerios
    “Algunos muertos insignes eran sepultados bajo las losas de las iglesias [...] y los otros menos ricos eran enterrados en los patios de los conventos. Los pobres iban al cementerio colonial, en una colina de vientos separada de la ciudad por un canal de aguas áridas,cuyo puente de argamasa tenía una marquesina con un letrero esculpido por orden de algún alcalde clarividente [...]En las dos primeras semanas del cólera el cementerio fue desbordado, y no quedó un sitio disponible en las iglesias."
  • 63

    Tiempo externo: el agua de los aljibes

    Tiempo externo: el agua de los aljibes
    “Al agua de los aljibes se atribuyó durante mucho tiempo, y a mucha honra, la hernia del escroto que tantos hombres de la ciudad soportaban no sólo sin pudor sino inclusive con una cierta insolencia patriótica. Cuando juvenal Urbino iba a la escuela primaria no lograba evitar un pálpito de horror al ver a los potrosos sentados a la puerta de sus casas en las tardes de calor, abanicándose el testículo enorme como si fuera un niño dormido entre las piernas”
  • 63

    Mercado público

    Mercado público
    “[...] lo mantenía alarmado el estado higiénico del mercado público, una vasta extensión en descampado frente a la bahía de Las Ánimas [...]. Era rico, profuso y bullicioso, pero quizás también el más alarmante. Estaba asentado en su propio muladar, a merced de las veleidades del mar de leva [...], quería sanear el lugar, quería que hicieran el matadero en otra parte, que construyeran un mercado cubierto con cúpulas de vitrales como el que había conocido en las antiguas boquerías de Barcelona.”
  • 64

    Población negra

    Población negra
    “El cólera fue mucho más encarnizado con la población negra, por ser la más numerosa y pobre, pero en realidad no tuvo miramientos de colores ni linajes. “
  • 64

    Tiempo interno: proclamación de la cólera

    Tiempo interno: proclamación de la cólera
    “Desde que se proclamó el bando del cólera, en el alcázar de la guarnición local se disparó un cañonazo cada cuarto de hora, de día y de noche, de acuerdo con la superstición cívica de que la pólvora purificaba el ambiente.”
  • 64

    Tiempo interno: once semanas de epidemia// Tiempo externo: mortandad de la historia

    Tiempo interno: once semanas de epidemia// Tiempo externo: mortandad de la historia
    “La epidemia de cólera morbo, cuyas primeras víctimas cayeron fulminadas en los charcos del mercado, había causado en once semanas la más grande mortandad de nuestra historia. Hasta entonces, algunos muertos insignes eran sepultados bajo las losas de las iglesias, en la vecindad esquiva de los arzobispos y los capitulares, y los otros menos ricos eran enterrados en los patios de los conventos”
  • 64

    Privilegios de clases

    Privilegios de clases
    “Algunos muertos insignes eran sepultados bajo las losas de las iglesias, en la vecindad esquiva de los arzobispos y los capitulares, y los otros menos ricos eran enterrados en los patios de los conventos. Los pobres iban al cementerio colonial, en una colina de vientos separada de la ciudad por un canal de aguas áridas, cuyo puente de argamasa tenía una marquesina con un letrero esculpido por orden de algún alcalde clarividente.”
  • 64

    Pólvora purificante

    Pólvora purificante
    “Desde que se proclamó el bando del cólera, en el alcázar de la guarnición local se disparó un cañonazo cada cuarto de hora, de día y de noche, de acuerdo con la superstición cívica de que la pólvora purificaba el ambiente”
  • 64

    Medicina intuitiva

    Medicina intuitiva
    “Años después, revisando la crónica de aquellos días, el doctor Juvenal Urbino comprobó que el método de su padre había sido más caritativo que científico, y que de muchos modos era contrario a la razón, así que había favorecido en gran medida la voracidad de la peste.”
  • 64

    Cementerios

    Cementerios
    “El claustro del convento de Santa Clara quedó colmado hasta sus alamedas en la tercera semana, y fue necesario habilitar como cementerio el huerto de la comunidad, que era dos veces más grande. Allí excavaron sepulturas profundas para enterrar a tres niveles, de prisa y sin ataúdes, pero hubo que desistir de ellas porque el suelo rebosado se volvió como una esponja que rezumaba bajo las pisadas una sanguaza nauseabunda.”
  • 65

    Ángel de la muerte

    Ángel de la muerte
    “Lo dijo sin ningún motivo visible, y el ángel de la muerte flotó un instante en la penumbra fresca de la oficina, y volvió a salir por la ventana dejando a su paso un reguero de plumas, pero el niño no las vio.“
  • 65

    Familia clase alta

    Familia clase alta
    “De un golpe se le reveló a fondo la imagen del hombre al que había conocido antes que a otro ninguno, que lo había criado e instruido y había dormido y fornicado treinta y dos años con su madre, y sin embargo, nunca antes de esa carta se le había mostrado tal como era en cuerpo y alma, por pura y simple timidez. Hasta entonces, el doctor Juvenal Urbino y su familia habían concebido la muerte como un percance que les ocurría a los otros, a los padres de los otros, [...], pero no a los suyos. “
  • 65

    Creencias ficticias

    Creencias ficticias
    “Al agua de los aljibes se atribuyó durante mucho tiempo, y a mucha honra, la hernia del escroto que tantos hombres de la ciudad soportaban [...] Cuando el doctor Juvenal Urbino regresó de Europa ya conocía muy bien la falacia científica de estas creencias, pero estaban tan arraigadas en la superstición local que muchos se oponían al enriquecimiento mineral del agua de los aljibes por temor de que le quitaran su virtud de causar una potra honorable.”
  • 65

    Telegrama

    Telegrama
    “El doctor Juvenal Urbino recibió el telegrama tres días después en París, durante una cena de amigos, e hizo un brindis con champaña por la memoria de su padre. Dijo: “Era un hombre bueno”.”
  • 65

    La rutina del cólera

    La rutina del cólera
    “El cólera se le convirtió en una obsesión. No sabía de él mucho más de lo aprendido de rutina en algún curso marginal, y le había parecido inverosímil que sólo treinta años antes hubiera causado en Francia, inclusive en París, más de ciento cuarenta mil muertos.”
  • 65

    Tiempo externo: ángel de la muerte

    Tiempo externo: ángel de la muerte
    “[...] el ángel de la muerte flotó un instante en la penumbra fresca de la oficina, y volvió a salir por la ventana dejando a su paso un reguero de plumas, pero el niño no las vio. Habían pasado más de veinte años desde entonces y Juvenal Urbino iba a tener muy pronto la edad que había tenido su padre aquella tarde. Se sabía idéntico a él, y a la conciencia de serlo se había sumado ahora la conciencia sobrecogedora de ser tan mortal como él. [...] El enfermo murió a los cuatro día [...]”
  • 66

    Vivienda clase media

    Vivienda clase media
    “La casa [...], parecía desde fuera tan destruida como las otras del recinto colonial, pero adentro había un orden de belleza y una luz atónita que parecía de otra edad del mundo. El zaguán daba directo sobre un patio sevillano, cuadrado y blanco de cal reciente, con naranjos florecidos y el piso empedrado con los mismos azulejos de las paredes. Había un rumor invisible de agua continua, macetas de claveles en las cornisas y jaulas de pájaros raros en las arcadas “
  • 66

    Testimonio

    Testimonio
    “El doctor Juvenal Urbino solía contar que no experimentó ninguna emoción cuando conoció a la mujer con quien había de vivir hasta el día de la muerte.”
  • 66

    Vivienda clase media

    Vivienda clase media
    “Siguió a Gala Placidia por el corredor de arcos, pasó frente a la ventana del costurero donde Florentino Ariza vio por primera vez a Fermina Daza cuando el patio estaba todavía en escombros, subió por las escaleras de mármoles nuevos hasta el segundo piso, y esperó a ser anunciado antes de entrar en el dormitorio de la enferma.”
  • 66

    Tiempo externo: La cólera del siglo

    Tiempo externo: La cólera del siglo
    “Desde entonces, y hasta muy avanzado este siglo, el cólera fue endémico no sólo en la ciudad sino en casi todo el litoral del Caribe y la cuenca de La Magdalena, pero no volvió a recrudecerse como epidemia”
  • 66

    Las sílabas del agua

    Las sílabas del agua
    “Entonces se hizo un silencio tan diáfano, que a través del desorden de los pájaros y las sílabas del agua en la piedra se percibía el aliento desolado del mar. “
  • 67

    Tiempo interno: El doctor vuelve por la tarde

    Tiempo interno: El doctor vuelve por la tarde
    “El caso debió darse por terminado. Sin embargo, el martes de la semana siguiente, sin ser llamado y sin anuncio alguno, el doctor Juvenal Urbino volvió a la casa a la hora inoportuna de las tres de la tarde” [ ...] “Así que volvió a las cinco de la tarde, de acuerdo con la indicación de la criada ' y Lorenzo Daza en persona le abrió el portón y lo condujo hasta el dormitorio de la hija.”
  • 69

    Campanas de duelo

    Campanas de duelo
    “[...] en el sueño empezó a oír las campanas del duelo. Oyó primero las de la catedral, y después las de todas las iglesias, una tras otra hasta los tiestos rotos de San Julián el Hospitalario. -Mierda -murmuró dormido-, se murieron los muertos. "
  • 69

    Lengua de gata

    Lengua de gata
    “Añoró la inocencia de su pulso, su lengua de gata, sus amígdalas tiernas, pero lo desalentó la idea de que ella no quería verlo jamás ni había de permitir que él lo intentara.”
  • 70

    Tiempo interno: al día siguiente de la serenata

    Tiempo interno: al día siguiente de la serenata
    “Fermina Daza se dio cuenta muy pronto de que su padre estaba tratando de ablandarle el corazón. Al día siguiente de la serenata le había dicho de un modo casual: “Imagínate cómo se sentiría tu madre si supiera que eres requerida por un Urbino de la Calle”. Ella replicó en seco: “Se volvería a morir dentro del cajón”. “
  • 70

    Tiempo interno: Octubre

    Tiempo interno: Octubre
    “En octubre, con las últimas lluvias, llegaron tres cartas más, acompañada la primera por una cajita de pastillas de violetas de la Abadía de Flavigny.”
  • 70

    La serenata

    La serenata
    “Aprovechando la visita del conocido pianista Romeo Lussich, quien tocó un ciclo de sonatas de Mozart tan pronto como la ciudad se repuso del duelo del general Ignacio María, el doctor Juvenal Urbino hizo subir el piano de la Escuela de Música en una carreta de mulas, y le llevó a Fermina Daza una serenata que hizo época. “
  • 70

    Carta de amor

    Carta de amor
    “La impresionó su sencillez y su seriedad, y la rabia cultivada con tanto amor durante tantos días se apaciguó de pronto. Guardó la carta en un cofre fuera de servicio en el fondo del baúl, pero recordó que era allí donde había guardado también las cartas perfumadas de Florentino Ariza, y la sacó del cofre para cambiarla de lugar, estremecida por una ráfaga de vergüenza.”
  • 71

    Víctima de una injusticia grave

    Víctima de una injusticia grave
    “Se sintió víctima de una injusticia grave, pero su reacción no fue vindicativa, sino todo lo contrario: habría querido descubrir al autor del anónimo para disuadirlo de su error con cuantas explicaciones fueran pertinentes, pues se sentía segura de que nunca, por ningún motivo, sería sensible a los requiebros de juvenal Urbino [...] Se sintió víctima de una injusticia grave, pero su reacción no fue vindicativa, sino todo lo contrario.”
  • 72

    El odio hacia La hermana Franca de la Luz

    El odio hacia La hermana Franca de la Luz
    “No había nada en este mundo que Fermina Daza odiara más que a ella, y a cuanto tuviera que ver con ella, y el solo recuerdo de su falsa piedad le causaba un reconcomio de alacranes en las entrañas. Le bastó con reconocerla desde la puerta del baño para revivir de un golpe los suplicios del colegio, el sueño insoportable de la misa diaria, el terror de los exámenes, la diligencia servil de las novicias, la vida entera pervertida por el prisma de la pobreza de espíritu. “
  • 72

    Rabia

    Rabia
    “La rabia de Fermina Daza se hizo más intensa por la idea de que su padre fuera cómplice de aquella visita.“
  • 73

    Desembarco de goleta

    Desembarco de goleta
    “La recibieron en la goleta de Riohacha a las cinco de la mañana, en medio de una turba de pasajeros moribundos por el mareo, pero ella desembarcó radiante, muy mujer, y con el espíritu alborotado por la mala noche de mar. “
  • 74

    Rutina de Gala Placida

    Rutina de Gala Placida
    “Así era: desde que se levantaba a las seis de la mañana, hasta que apagaba la luz del dormitorio, se consagraba a la pérdida del tiempo.[...] Y después, durante todo el día, tocaban todos [...]. A Gala Placidia se le iba la semana abriendo y cerrando el portón para decir que no, vuelva otro día, o gritando desde el balcón con el humor revuelto que no molesten más, carajo, que ya compramos todo lo que hacía falta.”
  • 74

    Escritura

    Escritura
    “[...] Pasaría los miércoles en la tarde por la oficina del telégrafo para que él le entregara las respuestas en su mano, y nada más. Por otra parte, cuando él leyó el mensaje que Hildebranda llevaba escrito le preguntó si aceptaba una sugerencia, y ella estuvo de acuerdo. Florentino Ariza hizo primero unas correcciones entre líneas, las suprimió, las volvió a escribir, se quedó sin espacio, y al final rompió la hoja y escribió completo un mensaje distinto que a ella le pareció enternecedor.”
  • 75

    Hora de queda

    Hora de queda
    “Lorenzo Daza no llegaba a su casa antes de las diez de la noche, que era la hora de la queda en las épocas menos críticas de las guerras.”
  • 75

    Barracas clase baja

    Barracas clase baja
    “Subieron a la colina del cementerio de los pobres [...] y desde allí vieron entera la ciudad histórica, los tejados rotos y los muros carcomidos, los escombros de las fortalezas entre los matorrales, el reguero de islas de la bahía, las barracas de miseria alrededor de las ciénagas, el Caribe inmenso”
  • 75

    Joven soltera clase media

    Joven soltera clase media
    “Fermina Daza tomó conciencia de que estaba sola en el mundo. Vivía en un limbo social. Sus antiguas compañeras de colegio estaban en un cielo prohibido para ella [...] pero tampoco era vecina de sus vecinos, porque éstos la habían conocido sin pasado y con el uniforme de la Presentación de la Santísima Virgen. [...] Pero eran muchachas de condiciones sociales dispersas y mal definidas, y para Fermina Daza no eran más que amigas prestadas cuyo afecto terminaba con cada clase. “
  • 75

    Diferentes espacios en la ciudad

    Diferentes espacios en la ciudad
    “Fermina Daza le enseñó el camino que hacía a diario con la tía Escolástica, [...], las callejuelas [...], el palacio siniestro donde estuvo la cárcel del Santo Oficio [...]. Subieron a la colina del cementerio de los pobres [...] y desde allí vieron entera la ciudad histórica, los tejados rotos y los muros carcomidos, los escombros de las fortalezas entre los matorrales, el reguero de islas de la bahía, las barracas de miseria alrededor de las ciénagas, el Caribe inmenso."
  • 75

    Clase baja

    Clase baja
    “Subieron a la colina del cementerio de los pobres [...] y desde allí vieron entera la ciudad histórica, los tejados rotos y los muros carcomidos, los escombros de las fortalezas entre los matorrales, el reguero de islas de la bahía, las barracas de miseria alrededor de las ciénagas, el Caribe inmenso”