-
El siglo X marca el comienzo de la Edad de Oro del judaísmo español.
-
principios del siglo XI los bereberes capturaron Córdoba y provocaron la dispersión judía hacia diferentes regiones: Granada, Toledo, Málaga, Zaragoza
-
Avanzado el siglo XII, los almohades llegaron a la España mora y sometieron a los judíos a una difícil alternativa: apostasía [3] o exilio
-
Hacia fines del siglo XIV la peste negra, la crisis económica y confesional, generaron la oportunidad para que frailes [6] mendicantes [7] y políticos ambiciosos que rodeaban a Enrique de Trastámara endilgasen [8] los males que padecían a la minoría judía de España
-
Muchos judíos alcanzaron puestos clave en la economía y cargos importantes en la política, como ministros y funcionarios de la administración del imperio. Actuaron como cambistas, ministros de finanzas, médicos y consejeros. En algunos aspectos, su status era mejor que el de los cristianos que habitaban esa misma geografía, ya que el gobierno otomano confiaba en ellos como minoría leal y constructiva. Su destacada posición posibilitó la ayuda esporádica [15] a otras comunidades judías
-
Tanto los expulsados de 1492 como los conversos que se incorporaban al imperio durante los siglos XVI y XVII tenían un nivel cultural y conocimientos técnicos útiles para esos tiempos de pleno desarrollo.
-
Durante los últimos años del siglo XVIII se imprimieron en el Imperio Otomano obras de literatura rabínica sobre halajá y cábala en ladino, textos sagrados que son traducción palabra por palabra del hebreo.
-
En el siglo XIX, la penetración política occidental en el Imperio Otomano intentó salvar la decadencia y afectó a la sociedad judía, ya que produjo cambios en la educación y en las formas de vida.