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San Ignacio es un hombre de dos épocas, la Edad Media y la Edad Moderna. Ambas las vive intensamente, en una búsqueda apasionada de la voluntad de Dios. El se considera, siempre, un peregrino
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A la muerte de su padre, cuando Iñigo cuenta apenas 16 años, pasa a vivir en la casa de don Juan Velásquez de Cuéllar, contador mayor de los Reyes Católicos. Allí, en Arévalo, se encuentra con los grandes de España: la Reina doña Juana, y la infanta doña Catalina. En Valladolid conoce al futuro Emperador Carlos V. Fueron diez años de corte, de vanidad y de placer.
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Se incorpora a las huestes del duque de Nájera, el Virrey de
Navarra. Tiene a su servicio actuaciones variadas y casi siempre exitosas, en Valladolid, Nájera y Guipúzcoa. -
Cae herido, en la defensa de Pamplona contra los
franceses, por una bala de cañón. Con una pierna destrozada y la otra malherida es llevado a la casa solariega de Loyola. -
Al pasar por Montserrat, determina encomendar sus planes a la Santísima Virgen María. Decide hacerlo a la manera de los caballeros medievales.Primero hace una confesión general de sus pecados. Después cambia sus vestidos por los de un pobre peregrino. La víspera de la fiesta de la Anunciación, el 25 de marzo de 1522, pasa la noche en oración. A ratos de pie, a ratos de rodillas, junto a la Virgen morena. Así comienza su vida nueva.
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De Mantesa sale el 18 de febrero de 1523. En Barcelona se embarca el 20 de marzo. Desembarca en Gaeta. Y a pie llega hasta Roma. El domingo de Ramos pide al papa Adriano VI el permiso para realizar la peregrinación a Jerusalén. El 13 de abril, sale de nuevo, a pie, hacia Venecia. En Venecia se mantiene con limosnas y duerme en los pórticos de la plaza de San Marcos. El 4 de septiembre de 1523 llega a Jerusalén. Los franciscanos salieron con la cruz alzada, al encuentro de los peregrinos.
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En 1526 se traslada a la ciudad universitaria de Alcalá. Inicia los estudios de filosofía. Pero por sus trabajos apostólicos progresa poco. Además enfrenta problemas con los tribunales de la Inquisición.
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Viaja solo y a pie. En un asnillo lleva sus libros. Su firme propósito es dedicarse de lleno a los estudios. No desea repetir los errores de Alcalá y Salamanca.
Llega a París el 12 de febrero de 1528. Comienza todos los estudios desde cero. Para el latín escoge el Colegio de Montaigu. Decide vivir de limosnas. Con el fin de conseguir dinero, hace tres viajes a Flandes y uno a Londres. -
El 1 de octubre de 1529 inicia los estudios de filosofía, en el Colegio de Santa Bárbara. Así termina la etapa medieval de su vida.
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El 13 de marzo de 1533, Iñigo se licencia en Artes, hoy Filosofía. El 5 de abril de 1534, se gradúa de Maestro. El diploma obtenido significa un cambio de nombre. Deja el de Iñigo y toma el de Ignacio.
Los estudios, los compañeros y la oración apostólica lo llevan a descubrir un nuevo camino espiritual, el del contemplativo en la acción. Ignacio comprende que la misma, y única, gracia divina es la que mueve al hombre a la vida de oración y a la vida apostólica. -
El 15 de agosto de 1534, fiesta de la Asunción de la Virgen María, en una capilla de la colina de Montmartre, los compañeros hacen la oblación de sus personas. Los siete se consagran con voto de pobreza y de peregrinar a Jerusalén. La castidad la dan por entendida. Con realismo, si no era posible viajar a la Tierra del Señor en el plazo de un año, se pondrían a disposición del Romano Pontífice, en Roma.
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A comienzos de 1535, Ignacio cae gravemente enfermo. Los médicos consultados le recomiendan los aires natales. Sus compañeros estuvieron de acuerdo. Pedro Fabro queda, en París, como Superior del grupo. En su tierra natal, Azpeitia, Ignacio se aloja en el hospital de pobres, pese a las presiones de su familia. Vive de limosnas. Enseña el catecismo a los niños. Predica en la ermita de Santa Magdalena.
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San Ignacio fue el encargado de redactar las líneas esenciales de la nueva Orden. En julio de 1539, el cardenal Gaspar Contarini presenta a Paulo III los Cinco Capítulos de la Fórmula del nuevo Instituto. El Papa los entrega para que sean examinados. Fueron calificados como "piadosos y santos".
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Fueron muchos los días de deliberación, oración y discernimiento. Por fin, unánimemente, resuelven dar obediencia a uno de ellos. Queda así aprobado el proyecto de fundar la Orden religiosa Compañía de Jesús. La deliberación terminó el 24 de junio de 1539.
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En septiembre de 1540, el cardenal Bartolomé Guidiccioni aprobó, por fin, el proyecto de la fundación. El 27 de septiembre de 1540, el papa Paulo III firma la Bula "Regimini militantis Ecc 1 esiae" con la cual aprueba y confirma a la naciente Compañía.
San Ignacio convoca, entonces, a los compañeros dispersos para la elección del Superior General. -
Entre los escritos de San Ignacio se ha conservado un texto del año 1544. Es un cuadernillo de uso privado, donde él hizo anotaciones acerca de su experiencia personal de encuentro con Dios. Este Diario espiritual es un excelente testimonio de su elevada vida mística.
En el Diario espiritual aparece también, en un solo todo, su actividad
apostólica. -
A mediados de 1550, San Ignacio completa el texto de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Casi al final de sus días, la Compañía cuenta con más de mil personas y se extiende ya por los cuatro continentes conocidos.
En España tiene tres Provincias, diecinueve Colegios y trescientos
jesuítas. -
Una vez fue, por su devoción, a una iglesia que estaba poco más allá de una milla de Manresa. El camino iba junto al río. Yendo así, en sus devociones, se sentó mirando hacia el río, el cual iba hondo. Estando allí sentado se le empezaron a abrir los ojos del entendimiento. Siempre ha pensado, que en todo el transcurso de su vida, pasados ya los 62 años, juntando todas las gracias de Dios y todo lo aprendido, jamás alcanzó tanto como aquella vez.
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San Ignacio murió en Roma el 31 de julio de 1556.
Fue canonizado el 12 de marzo de 1622, junto con San Francisco Javier, Santa Teresa de Avila, San Isidro Labrador, patrono de Madrid, y San Felipe Neri. El romano Pontífice lo declaró Celestial Patrono de los Ejercicios espirituales y de todos los Institutos, aso