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El día que nací mi madre se alegró mucho de que fuera una niña, pero mi hermano mayor dijo que me devolvieran porque el quería un hermano.
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Mi padre y mi madre no se ponían de acuerdo con el nombre, mi padre quería llamarme como mi madre, Natividad, pero mi madre quería llamarme Agata, asique como no se ponían de acuerdo llegó mi abuela, dijo que Andrea y con Andrea me quedé.
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El día que empecé el colegio estaba muy nerviosa y triste por separarme de mi madre.
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Cuando comencé la natación tenía mucho miedo de meterme en el agua, pero conforme pasaron los días fui perdiendo el miedo y al final no quería salir de la piscina.
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Al terminar la ceremonia en la iglesia de San Pedro, nos fuimos a celebrarlo a un restaurante precioso con espectáculo para los niños/as. Mis primos/as y yo nos lo pasamos muy bien.
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Al final no ganamos nada, pero tanto mis compañeras como yo volvimos contentas a casa por habernos esforzado y pasarlo tan bien en el pabellón deportivo.
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Entré triste porque me habían separado de todos mis amigos del colegio, pero poco a poco empezé a conocer gente y al final me daba igual el cambio.
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Tengo 18 años y estoy apunto de terminar la primera evaluación de segundo de bachillerato, contenta por los resultados.